Luego de conocidos los resultados de las elecciones municipales del 18 de febrero, algunos políticos y comentaristas reclaman la unidad de los candidatos de los partidos de la Liberación Dominicana y Fuerza del Pueblo, para poder competir con el Partido Revolucionario Moderno en las elecciones congresuales y presidenciales del mes de mayo.

Incluso dirigentes políticos, como el ingeniero Víctor Díaz Rúa, del partido Fuerza del Pueblo, han hecho duros comentarios sobre la necesidad de la unidad y, de lo contrario, les reclaman que dejen a un lado las aspiraciones de regresar al poder en este año.

Otros sugieren que el doctor Leonel Fernández, ex presidente de la República en tres ocasiones, y líder del Partido Fuerza del Pueblo, abandone su candidatura presidencial y pacte la candidatura vicepresidencial de su hijo, Omar Fernández, como compañero de fórmula de Abel Martínez, candidato presidencial del PLD. Este nuevo acuerdo electoral haría que Fuerza del Pueblo y el Partido Revolucionario Dominicano asumieran al alcalde de Santiago como único candidato presidencial de la alianza opositora.

Pero, pese a que en las elecciones municipales el PLD se consolidó como principal partido de la oposición, los dirigentes de FP apuestan a que sea su líder, Leonel Fernández, quien encabece la boleta presidencial, y que Abel Martínez pase a ser candidato vicepresidencial.

La democracia permite cualquiera de estas fórmulas, sin importar que el tiempo se agota ni lo complejo que algunas de estas posibles alianzas puedan parecer en estos momentos.

Sí está claro que el partido Fuerza del Pueblo ha sido el más duramente golpeado por los resultados de las elecciones municipales. Ha quedado en un lejano tercer lugar, muy detrás de su madre nutricia el Partido de la Liberación Dominicana, que pese a derrotas en las ciudades más importantes, ha sumado más votos que todos sus aliados juntos.

Una fuerza política que nace de la división con otro partido es difícil que retorne a su origen, sin antes pasar por un doloroso proceso de sanación de las heridas, que dé paso a la reconciliación. No es tan fácil lograr que los egos y rencores cedan paso a lo racional.

Antes de los resultados de las elecciones municipales lo que se creía era que el PLD estaba casi obligado a pactar con Fuerza del Pueblo, organización que se proyectaba como la principal de la oposición y la segunda fuerza política del país. Desde esa perspectiva se creía lógico que Abel Martínez debía abandonar sus aspiraciones y ceder para apoyar a Leonel Fernández, acaso como compañero de boleta. Ahora la versión es lo contrario: que Fuerza del Pueblo, disminuido tras las votaciones del pasado domingo, asuma con humildad que el PLD lo supera, y que ofrezca su apoyo al candidato presidencial del PLD.

Lo que corresponde a FP, a Leonel Fernández y todos sus cuadros dirigentes, es asumir la derrota, asumir su realidad, y trabajar para recomponer el partido y tratar de ganar el apoyo de la ciudadanía.

Lo que conviene a la democracia es que ambas fuerzas políticas se midan en un proceso electoral presidencial. Como bien dijo Danilo Medina, Abel Martínez es la ficha de triunfo del PLD y, con los datos conocidos, sin especulación, el PLD es la segunda fuerza política del país. Es la primera de la oposición, y eso tiene consistencia con la percepción de que el PLD todavía es la fuerza política mejor estructurada, orgánicamente, de la República Dominicana.

Si el PLD desiste de sus aspiraciones de reconquistar el poder, pierde una maravillosa oportunidad, y eso lo sabe Danilo Medina y lo sabe el Comité Político del PLD. Medina pensó estas elecciones municipales estratégicamente y sabía que debía competir con candidatos propios en las grandes plazas. Por eso Domingo Contreras compitió en el Distrito Nacional y Víctor Fadul en Santiago. Luis Alberto compitió en Santo Domingo Este. Esas plazas tenían la mayor cantidad de votos. Igual pasó en las plazas Monte Plata, donde Víctor Figari, del PLD, ganó con 7,229 votos, y San Juan de la Maguana, donde Lenin de la Rosa, del PLD, ganó con más 20 mil votos, incluyendo votantes de Fuerza del Pueblo. Danilo probó sus dotes de estratega.

En el caso de Fuerza del Pueblo, a menos que el golpe sea tan demoledor como para impedir a los leonelistas sacudirse y recomenzar su batalla política con miras a mayo,  no hay razones para que el tres veces presidente Leonel Fernández desista de sus aspiraciones de recuperar la Presidencia de la República.

No es ocioso recordar que el poder genera lealtades, agradecimientos  y hasta complicidades, que garantizan una cuota de apoyo a todo el que ha ejercido la labor de gobernante.

Fernández es un líder con seguidores agradecidos, que resultan firmes en su adhesión a un político que aún tiene edad para repetir como candidato presidencial. Dejar el escenario político no es posible para alguien de las dimensiones del doctor Fernández, que ha construido una fuerza política importante en los últimos cuatro años.

De modo que lo más probable es que en las elecciones presidenciales de mayo tengamos en la oposición a los candidatos Leonel Fernández, por Fuerza del Pueblo, y Abel Martínez Durán, por el Partido de la Liberación Dominicana. Los resultados podrán comprobar o cambiar los resultados de febrero respecto a la principalía en la oposición.

Mientras tanto, los estrategas de ambos partidos, y sus líderes, tienen mucho trabajo por delante para tratar de recuperar el apoyo de la mayoría de la población,  y hacer un papel más digno en las elecciones congresuales y presidenciales de mayo.