De nuevo un sector de la Iglesia Católica, unido a un sector de las iglesias evangélicas, han elaborado una lista de los candidatos a cargos legislativos que están en contra de que se legisle para garantizar a las mujeres el derecho a decidir en tres situaciones excepcionales si ponen fin a un embarazo o deciden, de acuerdo con las recomendaciones médicas, interrumpirlo. Se trata de las llamadas tres causales.

Según la particular visión de esos católicos y evangélicos, los candidatos que estén contestes con el rechazo a las tres causales, son los deben de recibir el voto de los creyentes.

En el caso de los católicos, quien lleva la voz cantante es un sacerdote, conocido por su  odio hacia las mujeres que reclaman el derecho a ser tratadas con equidad. Este clérigo, de dudosa historia reputacional, ha salido a la calle para respaldar los candidatos a senadores y diputados que son opuestos a las tres causales, como si esa fuera la más valiosas de las virtudes en un político.

Sobre las causales hay que decir que son muchas las razones que se pueden presentar para respaldar esta sentida demanda de los sectores liberales y progresistas y del movimiento feminista dominicano. Incluso, hay un colectivo cristiano que apoya las causales, como lo ha manifestado en reiteradas ocasiones.

Históricamente la sociedad dominicana ha estado de acuerdo con las tres causales.

El presidente Danilo Medina, cuando sometió el proyecto de Código Penal, incluyó las tres causales y explicó las razones por las que era necesario aprobar la pieza con el derecho a que las mujeres puedan decidir sobre sus cuerpos.

El actual presidente Luis Abinader ha dicho y reiterado que es partidario de las tres causales.

El candidato a senador del Distrito Nacional por la coalición que encabeza el PRM, Guillermo Moreno, ha dicho que es partidario de las tres causales, y ofrece razones políticas, éticas, y de justicia social que justifican su apoyo.

En las iglesias hay muchas personas que están de acuerdo con las tres causales, pero también los hay que desean seguir manteniendo las cadenas de oprobio y de atraso contra las mujeres

Los que se oponen, fanáticos religiosos, conservadores a ultranza y políticos derechistas tradicionales, nunca darán brazo a torcer, porque son enemigos de las reivindicaciones de las mujeres. En nombre de una alegada defensa de la vida no tienen compasión por una niña embarazada, fruto de una violación (incluso por incesto), por una mujer que esté en comprobado peligro de morir a causa de un embarazo de riesgo o por una mujer que lleve en su vientre un embrión inviable para la vida.

Además, mienten de manera descarada, porque las tres causales no equivalen a legalizar aborto y mucho menos a imponer una determinada decisión a las mujeres que se encuentren las tres circunstancias ya explicadas. Lo que garantizarían las tres causales sería el derecho de la mujer a tomar la decisión, solo eso. Si una mujer quiere llevar hasta el final un embarazo, sin importar las circunstancias ni los riesgos, esa decisión sería respetada.

En el caso del sacerdote que lidera esta nueva cruzada para decidir quiénes son los candidatos "buenos" y cuáles los "malos", habría que preguntarse si cuenta con el aval de la Conferencia del Episcopado o se arroga ese rol por motu proprio.

De alguna manera esta campaña recuerda las conspiraciones contra Juan Bosch antes de las elecciones del 20 de diciembre de 1962 y que continuaron cuando el líder del PRD empezó a gobernar.

Primero fue el sacerdote Láutico García que se prestó a encabezar una campaña para asustar a la población, acusando a Bosch de ser comunista, sin que el reputado escritor y político tuviese ningún vínculo con el comunismo. (Justo es decir que en 1990 el mismo sacerdote resaltó la integridad de Bosch, y admitió que se había equivocado cuando estuvo en su contra en 1962.)

Otro sacerdote, Rafael Marcial Silva, durante el breve gobierno de Bosch, lideró una conspiración amparado en los llamados "mítines de reafirmación cristiana", con una permanente agitación para apoyar que se derrocara al primer gobernante democrático después de más de 31 años de una sangrienta dictadura. Incluso los evangélicos, en aquellos años menos mediáticos que hoy, tuvieron participación en la conspiración con algunos de sus líderes más notables.

En estos momentos nos preguntamos ¿Carece la Iglesia Católica de un liderazgo para moderar las actuaciones de curas que han respaldado a violadores de menores en la República Dominicana? Es una pregunta que necesita respuesta. ¿Tiene un sacerdote potestad y libertad para respaldar candidatos en un proceso electoral democrático, sin tomar en cuenta que la comunidad eclesial tiene derecho a ejercer el voto sin coacción?

A las iglesias se adhiere la gente por la fe y no por las posiciones políticas y electorales.

La prohibición y criminalización absoluta del aborto violenta derechos constitucionales de las mujeres (Art. 42) e ignora las obligaciones internacionales del Estado Dominicano de proteger, respetar y garantizar los derechos humanos de las mujeres a la vida, la salud, la integridad física y psicológica. Además, contraviene la prohibición de la tortura, tratos crueles e inhumanos, y perpetúa la violencia contra las mujeres, niñas y adolescentes.

Impedir la aprobación de las tres causales profundiza la discriminación, la violencia y la injusticia social contra las mujeres, porque en las circunstancias excepcionales señaladas las induce, especialmente a las pobres, a recurrir a la interrupción del embarazo en condiciones muy inseguras, en la clandestinidad, poniendo aún más en riesgo su vida y salud.

Para quienes no acaban de entenderlo, recordamos que las tres causales son una opción voluntaria de decisión de la mujer para situaciones especiales y excepcionales:

1) cuando está en riesgo su vida, 2) cuando existe una malformación del feto incompatible con la vida, y 3) en caso de violación sexual o incesto. De eso se trata cuando se habla de tres causales, no de ningún crimen, ni de obligar a nadie a practicarse aborto o a quitarle la vida a ningún ser humano.

Todo el que tiene información y está atento a lo que ocurre en nuestro país y en el mundo sabe que la penalización absoluta ha resultado ineficaz en la prevención del aborto y solo aumenta los riesgos humanos y sociales. De hecho, muy pocos países del mundo contemplan en su legislación la penalización absoluta del aborto. En América Latina y el Caribe solo mantienen una legislación totalmente restrictiva El Salvador, Nicaragua, Honduras y la República Dominicana.

No nos llamemos a engaños: Las tres causales son una causa social y reivindicativa justa de las mujeres. En las iglesias hay muchas personas que están de acuerdo con las tres causales, pero también los hay que desean seguir manteniendo las cadenas de oprobio y de atraso contra las mujeres, como ocurre en este caso que motiva este comentario editorial.