La muerte de doce personas en las horas de la celebración de la Navidad es una tragedia muy dolorosa. Las muertes ocurrieron por la ocurrencia de 104 accidentes de tránsito, 83 de los cuales ocurrieron con la intervención de motocicletas.
Las motocicletas son una verdadera preocupación. El 69 por ciento de las muertes por accidentes en el país ocurre con la intervención de motocicletas. Los conductores de estos vehículos de dos ruedas tienen un incomprensible desprecio por su propia vida. Irrespetan las leyes, indicaciones y la prudencia para conducirse en calles y carreteras por las que transitan.
Apenas 13 vehículos livianos estuvieron involucrados en los accidentes de la Nochebuena. Hubo cinco accidentes por atropellamientos, apenas un minibús se vio envuelto en un accidente, lo mismo una yipeta. El grave problema de los accidentes de tránsito, en todo el año y en fechas especiales como estas, está en los motoconchistas.
Tanto los que utilizan el motor como medio de transporte y como medio de vida, como aquellos que realizan labores de servicios de entrega a domicilio (deliveries) tienen que ser focalizados por las autoridades. Hay que llegar hasta esas personas, la mayoría de los cuales son jóvenes, para que reciban orientaciones, para que se les autorice a transitar con algunos requisitos mínimos, pero en el que el tema del manejo defensivo sea de primer orden.
Habría que celebrar que el número de fallecidos por accidentes en esta fecha sea menor, pero debe anotarse que el trabajo está pendiente con los motoristas.
En total hubo 408 intoxicaciones por alcohol y alimentos, en el periodo de Navidad. 278 de las intoxicaciones ocurrieron por alcohol, y 21 de las intoxicaciones por alcohol fueron entre menores de edad de 10 a 17 años.
Otro grave problema, que se acrecienta cada año. El tema no son los menores que se intoxican, sino los padres y madres que se descuidan, que se embriagan o que descuidan la protección de los menores. Es un trabajo de educación colectiva y familiar. Es una tarea de autoprotección. Es una tarea de la escuela, de las iglesias y de las organizaciones comunitarias.
Son tareas pendientes que las autoridades deberán tomar notas para futuras actuaciones en la comunidad y en la familia, en los meses por venir.