Minerva Mirabal nació el 12 de marzo de 1926. Habría cumplido este domingo 96 años, pero junto a sus hermanas Patria y María Teresa, fue asesinada el 25 de noviembre 1960.

Minerva casó en 1955 con Manuel Aurelio Tavárez Justo, abogado y activista político, con quien procreó dos hijos: Manuel y Minerva, que han continuado la defensa del legado de sus sacrificados progenitores. 

Minerva fue una mujer de profundas convicciones políticas, y en su época sobresalía porque proclamaba con valentía lo que pocas mujeres se atrevían a expresar: Que nadie, ningún dictador, detendría su voluntad de expresarse y trabajar por la soberanía y la libertad de su pueblo.

Manolo, su esposo, fue víctima de la cárcel, de la tortura, la agresividad del régimen para arrodillarlo, y precisamente su encarcelamiento en Puerto Plata fue utilizado para el vil asesinato de las hermanas Mirabal, cuando iban a visitar a sus compañeros encarcelados. La carretera turística de Puerto Plata fue el escenario para el crimen, por detrás atroz y denigrante, incluyendo violación y una paliza cobarde e inenarrable, por pudor y vergüenza.

“Si me matan, sacaré los brazos de la tumba y seré más fuerte”. Eso había escrito Minerva Mirabal. Activista y abogada. 

Su esposo sufrió terriblemente aquel cuádruple crimen, que incluyó al conductor del vehículo en que iban de Salcedo a Puerto Plata, Rufino de la Cruz.

La orden de ejecutar el crimen la dio el dictador Rafael L. Trujillo al jefe de las Fuerzas Armadas, José René Román Fernández (Pupo), y éste a su vez seleccionó a Cándido Torres Tejeda, Jefe de Operaciones del Servicio de Inteligencia Militar en la estación central en Ciudad Trujillo.

Los ejecutantes del macabro acto criminal fueron 

  • Víctor Alicinio Peña Rivera
  • Ciriaco de la Rosa
  • Ramón Emilio Rojas Lora
  • Alfonso Cruz Valerio
  • Emilio Estrada Malleta, de origen cubano.
  • Néstor Antonio Pérez Terrero
  • José Andeliz

Aunque las asesinaron, a Minerva y a sus hermanas, el país no las ha olvidado, y muy particularmente Minerva y Manolo Tavarez Mirabal, sus hijos, quienes en diciembre de 1963, exigiendo el restablecimiento del gobierno del profesor Juan Bosch, que había sufrido un golpe de Estado el 25 de septiembre de 1963, fue fusilado en las montañas de Manaclas, en San José de las Matas.

Fue el régimen del Triunvirato el responsable de ese crimen contra un grupo de guerrilleros que decidió entregarse, ante una oferta de que sus vidas serían conservadas. Manolo Tavarez Justo encabezaba el grupo, pero fuer fusilado, en un acto contrario a los principios de la guerra. Se ha dicho y repetido que el general Ramiro Matos González era quien comandaba el grupo militar, y quien ejecutó a los guerrilleros que se rindieron.

Los hijos de Minerva y Manolo presentaron ante la Procuraduría General de la República una querella penal contra Ramiro Matos González. La entregaron al entonces procurador Francisco Domínguez Brito. La querella nunca fue respondida ni se inició ningún proceso. Se habrá pensado que el crimen fue cometido hace muchos años. Debió responderse, pero nunca hubo respuestas. El dolor, como es obvio, ha quedado sembrado.

Ante la ausencia de respuesta de la Procuraduría General de la República, los hijos de Minerva y Manolo, han esperado que el tiempo haga lo que corresponde con el acusado. Y antes de que ello ocurra a la Academia Dominicana de la Historia se le ocurrió aprobar en una asamblea que Matos González sea declarado e instalado como miembro de esa entidad.

Pasaron varios meses desde que Manolo y Minou Tavarez Mirabal pidieron rectificar esa decisión. La pasada presidenta de la Academia Dominicana de la Historia, MuKien Sang Ben, ha dicho que la decisión se adoptó mientras ella estaba fuera del país. La Academia, presidida ahora por Juan Daniel Balcácer, ha dicho que no está en su rol juzgar a personajes contemporáneos, que corresponde a la Procuraduría y a la justicia hacerlo.

MuKien Sang ha dicho que se retira de las actividades de la Academia Dominicana de la Historia mientras no se rectifique lo de la incorporación de Ramiro Matos González, porque se trata de una cuestión ética, y que en ese gremio no puede aceptarse a alguien acusado de delitos criminales. Tremendo problema para los historiadores que dirigen la ADH y que recientemente dieron a conocer una carta de respuesta, desligándose del reclamo que se les hace sobre Ramiro Matos González.

Una posible solución sería que Matos González renuncie a la designación que se le ha hecho, como miembro de una entidad fundada al inicio de los años treinta del pasado siglo y que tuvo entre sus miembros a connotados trujillistas, incluyendo a Joaquín Balaguer.