Un segundo período de gobierno del presidente Luis Abinader se perfila luego de su selección como candidato a la reelección por la membresía del Partido Revolucionario Moderno, que superó el 90 por ciento de los votos emitidos.

Queda un trecho complejo, cargado de incertidumbres nacionales y extranjeras, más una oposición que tiene experiencia de gobierno, conoce profundamente el Estado, es portadora de fuentes de recursos económicos inagotables, y hay intentos unitarios que reflejan el temor frente al presidente Abinader y su PRM.

La segunda gran prueba del PRM y de Luis Abinader será obtener un triunfo contundente en las elecciones municipales de febrero, en las que aún la oposición no ha dado señales de coherencia unitaria ni de voluntad política para derrotar al PRM en las demarcaciones más importantes.

En el Distrito Nacional la candidatura del PRM, reservada por la dirección de ese partido, no tiene otra opción que la repetición de Carolina Mejía como alcaldesa, dado el altísimo porcentaje de simpatía que mantiene, lo que a su vez consolida al PRM en su totalidad con el apoyo del ex presidente Hipólito Mejía y sus huestes de simpatizantes, con su espontaneidad y característica popular de expresión, lo que lo convierte en un misil destructivo con apenas unas cuantas palabras.

La selección de Dío Astacio para la postulación a la alcaldía de Santo Domingo Este es una novedad, y al mismo tiempo una desarticulación de los planes opositores de cuestionar los desencuentros entre el actual alcalde Manuel Jiménez y la dirección del PRM en este municipio. Astacio es un viejo militante municipalista, pastor evangélico, que ha hecho labor política con Luis Abinader y que se convirtió en enlace del poder ejecutivo con el municipio de Santo Domingo Este y con el conjunto de la comunidad evangélica. Además, los candidatos de los dos grandes partidos opositores en esa demarcación resultan seriamente cuestionables, por una historia compleja y cargada de cuestionamientos.

En el caso del municipio de Santo Domingo Oeste, la elección de Francisco Peña es un encuadre del PRM con el clientelismo y las viejas fórmulas perredeistas de hacer política en la base sustentada en el contacto directo y en la solución de problemas particulares de los vecinos de allí. Francisco Peña derrotó a José Andújar, el actual alcalde, y puso en evidencia su gran empatía con las bases del municipio, al que conoce por todos sus calles y callejones.

Ya veremos los resultados de las encuestas que puso en marcha el PRM para la selección de los alcaldes de los demás municipios, además de las candidaturas que resulten de las alianzas que este partido ha amarrado con las más variadas organizaciones políticas y municipalistas, que podrían superar las 25 entidades.

Luego tendría que superar el proceso de negociación y selección de sus candidatos a senadores y diputados. Hay varias reservas más o menos conocidas, como Santiago, La Vega, Valverde y otras provincias. El PRM tendría que salir fortalecido de esta selección senatorial y de las candidaturas de diputados, porque para el presidente Luis Abinader, en un segundo período, el congreso será una pieza determinante de gobernabilidad y conclusión de un mandato de 8 años seguidos, como ya lo tuvieron recientemente Danilo Medina y Leonel Fernández.

Las elecciones de mayo representan un serio compromiso para el PRM y Luis Abinader de que sean decididas en primera vuelta. Las encuestas han mostrado una gran fortaleza de Luis Abinader con las preferencias para terminar ese proceso en una primera votación. La oposición ha formado una alianza para que, si hubiere una segunda vuelta, apoyarse mutuamente, dependiendo del que quede en condiciones de competir con el candidato reeleccionista.

Abinader no ha cesado de trabajar con miras a las presidenciales del 2024. El voto de más de un millón de miembros del PRM es la evidencia de que Luis y su equipo no se han dormido en el proceso interno. Ganar con el 90  por ciento de los votos es más que atractivo. En estas primarias el PRM entrenó a sus cuadros, coordinadores regionales, militantes y miembros de su base para llevar el control en las primarias y replicarlo en las elecciones municipales y en las congresuales y presidenciales.

El control del poder es una gran ventaja. No solamente por los recursos de que dispone, sino también por las posibilidades de alianzas y rejuegos para mantener satisfechos a los quisquillosos y peleados que no han ganado ni una contienda en la base ni una encuesta. Así ha sido siempre, con los reformistas, perredeístas y con los peledeístas cuando han controlado el poder.

Otra oportunidad para la oposición es que de aquí a las elecciones, 8 meses,  la crisis por los precios del petróleo se agudice, igual que crezca la contienda por Ucrania, y Rusia se enfrente a la OTAN y se produzca una gran amenaza en todo el mundo, con la posibilidad de una guerra nuclear, o un desajuste terrible en materia de precios.

Luis ganó las elecciones del 2020 en medio de una gran crisis por el Covid, pero aprovechó la división del PLD y las movilizaciones populares por los cuestionamientos éticos que recibía el gobierno del PLD, que finalmente terminaron sacándole del poder luego de 20 años de ejercicio.