En un período de 4 años (1998-2002) fallecieron los líderes del proceso democrático dominicano, y con su desaparición quedaron descabezadas las fuerzas políticas que ellos encabezaron. Las nuevas generaciones de líderes que asumieron el rol de encabezar esas formaciones políticas se comportaron precariamente, para no decir que vicariamente, y tanto el Partido Revolucionario Dominicano, como el Partido Reformista Social Cristiano, y el Partido de la Liberación Dominicana se fraccionaron y terminaron divididos.

José Francisco Peña Gómez falleció muy temprano, con apenas 61 años de edad, y cuando había emprendido su mayor esfuerzo para alcanzar la presidencia de la República. El cáncer lo abatió y falleció el 10 de mayo de 1998, seis días antes de las elecciones presidenciales congresuales y municipales. Nunca fue presidente de la República.

El profesor Juan Bosch, luego de una extensa dolencia, falleció el 1 de noviembre de 2001, cuando el Partido de la Liberación Dominicana acababa de abandonar el poder, derrotado por el Partido Revolucionario Dominicano, con Hipólito Mejía como presidente de la República. Previo a su fallecimiento, como Leonel Fernández había alcanzado la presidencia de la República en 1996 y hasta el 2004, había conseguido el liderazgo para convertirse en presidente de esa organización, ejerciendo básicamente un pragmatismo político y llevando al PLD hacia una fuerza conservadora, muy lejana de los principios que Juan Bosch había enarbolado y que terminaron siendo denominados el “boschismo”, completamente divorciados de la ideología de la liberación nacional, la ética y la redención del pueblo dominicano, que estaba destinado a completar la obra de Juan Pablo Duarte. Bosch falleció a los 92 años, habiendo sido presidente del país por un período de 7 meses.

Joaquín Balaguer falleció el 14 de julio de 2002, cuando tenía 96 años. Había sido candidato presidencial en el año 2000, y padecía ceguera desde 1980. Fue presidente de la República durante 22 años, incluyendo su ejercicio “presidencial” en la dictadura de Trujillo. Fundó el Partido Reformista y fue uno de los protagonistas del proceso político post trujillista, con Juan Bosch y José Francisco Peña Gómez. Controversial y pragmático, Balaguer apoyó la llegada del PLD al poder en 1996 y en el 2000 la llegada del PRD. Su partido Reformista Social Cristiano languideció con su muerte y fue succionado por el partido que asumió el poder, el de la Liberación Dominicana.

El PRSC ha dando muchos bandazos políticos, y no ha encontrado su sitio en ausencia de Balaguer. Pasó lo que era previsible: El PRSC prácticamente desapareció y hoy es una fuerza insignificante.

El PRD llegó al poder en el 2000 y hasta el 2004, pero la lucha por la reelección lo llevó al fracaso. Perdió rápidamente las elecciones, y se dividió por lo menos dos veces: con la salida de Hatuey Decamps y la fundación del Partido Revolucionario Social Demócrata (PRSD) y la salida del Partido Revolucionario Moderno (PRM). El PRD es también una fuerza política insignificante.

El PLD, el gran partido de cuadros y de la liberación nacional fundado por Juan Bosch para completar la obra de Duarte, llegó al poder y se transformó en una maquinaria electoral y política descomunal. Las luchas internas, el pugilato por la candidatura presidencial, lo llevó al colapso en el período 2015-2020, y se fraccionó, provocando la salida de su presidente, Leonel Fernández, y la formación de Fuerza del Pueblo como aglutinador de los desencantos de los peledeistas con Danilo Medina. Ese gran partido luce ser ahora la tercera fuerza política y en franca desbandada.

Peña Gómez, Juan Bosch ni Balaguer previeron que sus organizaciones se destruirán del modo en que lo han hecho, y de manera tan desconcertante. Peña y Bosch era más democráticos y se ocuparon del legado político institucional que dejaban a través de sus partidos. Balaguer fue más pragmático, y no se ocupó de cultivar unos herederos del PRSC lo suficientemente dignos para mantener esa fuerza política con una mística y con su concepción política de la sociedad dominicana.

Los partidos políticos mayoritarios de hoy, los modernos y actualizados, son el PRM, FP y parcialmente el PLD. Este último navega entre recuerdos, lamentos y promesas de futuro que sabe no está en condiciones de cumplir.

Pese a estos descalabros, hay esperanzas y en la política podrían afianzarse nuevas visiones y nuevos compromisos, para beneficio de la democracia dominicana.