La salida del gobierno del empresario Lisandro Macarrulla, temporal o definitiva, representa un golpe al presidente Luis Abinader y a la presente administración.
Lisandro Macarrulla ha llevado proyectos muy importantes de la presente administración, y ha aplicado consistentemente la experiencia del sector privado en la dinámica gubernamental, lo que de seguro habrá representado aportes de buena gerencia para las actividades del gobierno.
Lisandro Macarrulla no es un político, ni tiene la actividad política como centro. Ha sido empresario, ha creado empresas, ha dirigido el gremio empresarial más grande del país, y ha levantado una familia sobre la base del trabajo, la coordinación con otros grupos empresariales y la eficacia en sus proyectos.
En las economías de mercado o capitalistas la rentabilidad es una de sus normas. A quien hace negocios y obtiene beneficios de manera lícita, se le considera exitoso. Luis Abinader es también parte de una familia que, además de la política, se consolidó con actividades empresariales.
Lisandro Macarrulla dio el paso más difícil para cualquier empresario cuando se unió al proyecto político de Luis Abinader y, entre ambos, lanzaron el llamado Gabinete Presidencial Luis Abinader, bajo la dirección de Macarrulla.
Desde ese momento el proyecto presidencial de Luis adquirió una dinámica muchísimo más eficaz y a su alrededor reunieron a economistas, técnicos en diferentes áreas, realizaron estudios, y sostuvieron el proyecto presidencial del hoy presidente de la República.
Está claro que la salida del gobierno de Macarrulla no es agradable para el sector de los empresarios. Uno de ellos está en el candelero por haber hecho negocios con el pasado procurador general de la República, Jean Alain Rodríguez.
La empresa de Lisandro Macarrulla, administrada por su hijo, está sometida a la justicia. Se le acusaría de practicar sobornos para obtener ventajas con el Estado.
Hasta ahora es muy poco lo que se conoce del expediente acusatorio y de los hechos específicos sobre los cuales se imputaría a esa razón social y a sus principales ejecutivos.
La acusación del Ministerio Público -muy sólida dicen los fiscales-, es la tesis contra Jean Alain Rodríguez. Se desconoce si la empresa MAC Construcciones forma parte del esquema de fraude o si se le terminará por imputar una coparticipación. Hay quienes dicen que sí y los que dicen que no. Ni siquiera se conoce el expediente completo. Un juez tiene en sus manos el expediente y debe estarlo estudiando. Pero nada respecto de MAC Construcciones, como de otros mencionados, se puede dar por definitivo.
Tal vez, antes de pedir licencia, Lisandro Macarrulla debió esperar conocer la acusación contra su empresa y contra su hijo. Esto si a lo puramente legal en justicia se refiere. Pero, por la cercanía con el presidente Abinader y por lo delicada y encumbrada de la posición que ostenta Macarrulla, la política dura pesa mucho.
El peso político de la acusación afecta al presidente Abinader y a su gobierno, y afecta a Macarrulla, independientemente de que, finalmente, su empresa tenga o no que ver con la trama. La sospecha es legítima.
Lo que se espera, lo entendible, es que el funcionario se sacrifique y se eche a un lado, y permita que el presidente Luis Abinader continúe su proyecto de transparencia en la gestión pública sin sufrir heridas políticas que podrían poner en riesgo su futuro inmediato.
Al margen de lo político, la precipitación al separarse Macarrulla del cargo deja la imagen de que se trata de la admisión de un acto de corrupción. Y tal cosa solo se podría admitir si ante los tribunales el Ministerio Público comprobara, fuera de toda duda, que la empresa MAC Construcciones fue parte de la trama. ¿Y si no fue parte, qué pasaría?
El sector empresarial no se siente satisfecho ni complacido con esta salida del gobierno de un empresario que dedicó recursos, tiempo, puso en riesgos sus negocios, para apostar por una propuesta de gobierno de un amigo en quien depositó toda su confianza.
Lisandro Macarrulla renunció a cobrar un salario en el gobierno. El presidente Luis Abinader también renunció a ese cobro. El salario de ambos se dona a diferentes instituciones que trabajan con las comunidades.
En todos los países los empresarios se unen a propuestas presidenciales, y hasta salen como candidatos, como fue el reciente caso de Rodolfo Hernández en Colombia o Guillermo Lasso en Ecuador. Los ejecutivos de Goldman Sachs y Morgan Stanley, entre otros grandes empresas, dejan sus posiciones en corporaciones privadas, en las que ganan hasta 50 millones de dólares anuales, para ocupar puestos oficiales o de regulación en el gobierno, ganando centavos. Son opciones que se asumen en momentos en que las carreras han sido muy exitosas.
Es lo que ha pasado con Lisandro Macarrulla, quien ha escrito un escueto mensaje anunciando su petición de licencia:
"De conformidad con las facultades establecidas en la Ley de Función Pública, he solicitado al Presidente de la República una licencia de mi posición como Ministro de la Presidencia".
Jochy Vicente, el ministro de Hacienda, y quien llegó a la cercanía de Luis Abinader por vía de Lisandro Macarrulla tambien escribió un mensaje sobre la petición de licencia del hasta ahora ministro de la Presidencia:
"Dedicó 4 años de su vida a un proyecto de cambio real. Trabajaba 12-15 horas diarias incluyendo fines de semana. Me consta el sacrificio personal que incurrió por estar en el gobierno. Hoy hemos perdido un verdadero servidor público. Recibe un fuerte abrazo @lmacarrulla1″
Ojalá que esta salida, temporal o permanente, de Lisandro Macarrulla no represente un punto débil en la administración del presidente Luis Abinader. La presión de las redes y de los opositores políticos no puede ser el motivo para que el Presidente asuma posiciones que han debido esperar un poco más de tiempo, como en este caso. Y si la decisión la tomó de manera libre el funcionario, tal vez debió de esperar que se diera a conocer el contenido de la acusación contra su hijo y contra MAC Construcciones. Cosas de la política dura.