El presidente Luis Abinader dijo que esperaría el 17 de agosto para anunciar su decisión sobre el proceso electoral del próximo año, y si acoge o no las recomendaciones de que se postule a una reelección presidencial.

El tiempo transcurrido, además de los avances de la organización de las elecciones por parte de la Junta Central Electoral, evidencian que el presidente Abinader tiene ventajas, por encima de cualquier otro contendiente, para postularse y ganar las elecciones presidenciales.

Lo que está por verse es si logra su triunfo en una primera vuelta o tiene que esperar una segunda vuelta con el candidato que más votos obtenga, después del primero que no haya llegado al 50% más un voto.

El Partido Revolucionario Moderno se ha preparado para la candidatura de Luis Abinader, pese a los esfuerzos que han realizado Guido Gómez Mazara y Ramón Alburquerque, para conseguir apoyo de esa organización política. Casi siempre quien ocupa la presidencia de la República tiene asegurada ventajas políticas incomparables, respecto a sus otros compañeros de partido que tratan de conseguir la candidatura presidencial.

La gran contienda a nivel presidencial podría ocurrir en el PRM para las elecciones del 2028, y no para las del 2024, porque en estas últimas Luis Abinader podrá participar, pero en las del 2028 estará fuera de la contienda, probablemente impulsando a algún pupilo que comience a ser visto y proyectado ahora o en el camino del próximo gobierno.

La oposición ha realizado un gran esfuerzo para identificar una consigna, un tema que unifique a los contrarios al gobierno, para enfilar con fuerza contra el gobierno y el candidato puntero en las encuestas. Hay tres asuntos en los que se debate la oposición, sin gran éxito: La inflación, la inseguridad ciudadana y la precariedad en los servicios.

En los tres asuntos el gobierno trabaja con interés en hacerlos desaparecer como preocupación de aquí al inicio formal de la campaña electoral, y para que no sean un dolor de cabeza. También se están contactando y atrayendo aliados y sorprendentes apoyos para la reelección, como la que se acaba de anunciar del sector sindicalista.

Ahora se intenta reforzar la posibilidad de un frente de tres partidos de oposición: PLD, Fuerza del Pueblo y PRD. Sería una alianza que daría más fuerza a la oposición, pero no necesariamente la convertiría en la fuerza dominante del escenario político. El PRD es un partido que ha disminuido su caudal de simpatía. Hace un gran esfuerzo para unificar a dos antiguos enemigos, que tienen pronunciadas diferencias respecto de sus postulados y de sus acciones en la vida política reciente.

Son muchos los temas que han cambiando en los últimos cuatro años en la vida política. El PRM ha crecido en simpatías y en número de miembros, el gobierno ha penetrado bastante en los municipios y distritos municipales, además de provincias y regiones donde hubo en el pasado poca o ninguna inversión pública.

La gran batalla, como ocurrió en las elecciones del 2020, será quien gana las elecciones municipales. No resultan tan fáciles las alianzas y otros rejuegos en estas elecciones. Ha habido muchos cambios en las correlación de fuerzas electorales en las bases. En ese período el PLD ha perdido mucho, y FP ha sido el partido más aprovechado de las pérdidas del PLD. Podrían aparecer más y nuevos rencores. Nada está escrito en estos asuntos, pero las elecciones municipales podrían ser un indicio de cómo se comportaría el electorado a nivel nacional con las elecciones congresuales y presidenciales.

Luis Abinader ha ido amarrando acuerdos y nuevos aliados, que podrían ser importantes para las elecciones que tendremos en febrero y en mayo del 2024, pero lo que más importa e impacta en ese proceso electoral es una obra global de gobierno, que sea transparente, eficiente, con vocación de servicio y con amplitud de miras y de recursos hacia los lugares carenciados que siempre necesitaron de la mano amiga del gobierno.