La temporada ciclónica ha comenzado y la República Dominicana se encuentra en el mismo trayecto de una gran parte de las tormentas, huracanes y ciclones que se estima podrían ocurrir y afectar a nuestra media isla.
La Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA), a través del Centro de Predicción del Clima, una división del Servicio Meteorológico Nacional, de los Estados Unidos, ha hecho el pronóstico de que se podrían formar entre 12 y 17 tormentas, con vientos de 63 kilómetros por horas o más. De esos fenómenos, entre 5 y 9 podrían convertirse en huracanes, con vientos de 119 kilómetros por horas o más, incluidos entre 1 y 4 huracanes importantes, categoría 3, 4 o 5, con vientos de 178 kph o más. La NOAA dice que tiene un 70% de confianza en estos rangos.
Nuestra Oficina Nacional de Meteorología, con los recursos disponibles, está mejorando significativamente sus capacidades, aseguró que está preparada para el inicio de la temporada ciclónica para ofrecer informaciones a la población, emitir los boletines y alertas meteorológicas ante cualquier fenómeno que amenace el territorio y las costas de República Dominicana instalando nuevos equipos y mejorado sus sistemas de comunicación.
ONAMET ha dicho que está ampliando la red de estaciones sinópticas y climatológicas con equipos digitales que reportan informaciones de temperaturas, lluvias y otras variables meteorológicas en tiempo real.
Estos equipos están siendo instalados en toda la geografía nacional y permitirán recibir informaciones de los distintos microclimas que existen en el país inclusive de los lugares donde resulta difícil el acceso de las personas.
La temporada ciclónica se inicia cada año el 1 de junio y finaliza el 30 de noviembre. El cambio climático es un fenómeno que incide cada año en estos fenómenos, tanto en su trayectoria como en las direcciones que toman y las velocidades. Algunas tormentas y huracanes sorprenden y provocan mucho daño. En otros casos las lluvias favorecen el almacenamiento de agua, el abastecimiento de las presas hidroeléctricas y los embalses, así como la agricultura.
La ONAMET exhortó a la población, en especial las personas que residen en lugares vulnerables que pueden ser anegados por crecidas de ríos, arroyos, cañadas y posibles penetraciones del mar a completar los preparativos de lugar junto a sus familiares teniendo a mano sistema de luz alternos y los lugares que podrían ser evacuados en casos de emergencias.
Hemos vivido meses de sequía, pero la precariedad de agua podría cambiar repentinamente, y convertirse en un problema más que en la solución de la escasez.
La previsión es fundamental, y el trabajo conjunto de entidades como el Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos, el Instituto Nacional de Aguas Potables y Alcantarillados, el Ministerio de Agricultura, el Banco Agrícola, las Corporaciones de Agua Potable Potable y Alcantarillados que existen, debe coordinarse bien para que los huracanes, ciclones, tormentas y lluvias no nos agarren asando batatas, como dice el pueblo en su amplia sabiduría popular.