Diciembre entra con la gran preocupación del aumento de la inseguridad ciudadana en la República Dominicana. Y se despliegan argumentos, ataques al gobierno, vídeos, ataques a la Policía Nacional por ineficiente, ataques al Ministerio de Interior y Policía por no haber puesto en marcha políticas que garanticen la tranquilidad de la ciudadanía.

Cándido Mercedes, sociólogo y académico además de colaborador de este medio, ha sugerido revisar las últimas estadísticas disponibles de la entidad Insight Crimen, que se dedica a recopilar información e investigar la realidad de la seguridad ciudadana en los países del hemisferio, y que pone énfasis en los países de América Latina.

Es lo que hemos hecho, y lo encontrado resulta interesante. Y no se trata de desmentir a nadie, ni de atacar o contraatacar. Se trata de conocer el contexto en que se encuentra América Latina y el Caribe, especialmente después de la pandemia de Covid-19 y de la guerra en Ucrania.

Las incertidumbres han crecido. La inconformidad también se ha expandido, con una situación agresividad y desconcierto que los psicólogos, psiquiatras y antropólogos sociales, además de los cientistas de la neurociencia, tendrán la oportunidad de explicar con datos cuando haya más sosiego y avance en las investigaciones en marcha.

De acuerdo con el informa de Insight Crime, publicado el 1 de febrero de 2022, la mayor parte de los países de América Latina experimentó un acentuado aumento en los asesinatos. “Era de esperarse que la violencia resurgiera en la región, después del levantamiento de algunos de los confinamientos por COVID-19 más estrictos del mundo”, según explica el informe.

Explica que gran parte de la población se hundió más en la pobreza, lo que quizás agravó ciertos males sociales, como el consumo de alcohol y drogas. Dado que las escuelas tardaron en reabrir sus aulas, los adolescentes regresaron ociosos a las calles.

Sostiene que la pandemia también dificultó el trabajo de la policía. Las instituciones policiales se redujeron, pues los agentes se enfermaron o se requirieron para otras funciones.

A su vez -sigue explicando-, los grupos del crimen organizado encontraron nuevas oportunidades a medida que el mundo reemergía. El tráfico de cocaína aumentó y las pandillas cometieron asesinatos para apoderarse de las esquinas de expendio.

Ese informe analiza los datos de 24 países de nuestra región, y considera por ejemplo el caso de la tasa de homicidios en 2021.

La República Dominicana registró una tasa de homicidios de 10.3, con la posibilidad de que en 2022 termine en 12 homicidios por cada 100 mil habitantes.

Sin embargo, la pequeña y cercana Jamaica registró una tasa de homicidios de 49.4 crímenes por cada 100 mil habitantes, seguido de Venezuela con 40.9, y de Honduras con 38.6 homicidios.

Trinidad y Tobago, tan atractiva turísticamente, registró 32 crímenes por cada 100 mil habitantes, seguida de Belice con 29, seguidas de Colombia con 26.8 y México con 26. Colombia y México son dos países encantadores, con gran atractivo turístico, y con una imagen de expansión de las drogas y los carteles que les resulta complicado sacudirse de ellos. 

En esa lista siguen, muy por encima de la República Dominicana, Puerto Rico, Brasil, El Salvador, Guatemala, Guyana, Ecuador, Haití, Panamá, Costa Rica y entonces, con 10.3 aparece la República Dominicana. Superada solo por Uruguay, Paraguay, Nicaragua, Chile, Perú y Chile.

Como bien explica Cándido Mercedes, “estamos muy por debajo del promedio de A. Latina. Antes (2005-2012), muy por arriba. Tenemos que trabajar con datos, con informaciones, lo demás es ideología y manipulación. No podemos politizar un fenómeno tan desgarrador ni mucho menos, aquellos que lo hicieron tan mal, en su oportunidad. La tasa de homicidios, terminara en 12, al final del 2022. En todos los países del mundo han crecido los homicidios, la victimización, la delincuencia”.

Invitamos a una reflexión, debido a que continuamente somos sorprendidos por mentiras y manipulaciones. Y las redes son un espacio abierto a la mentira. Vídeos con acciones violentas y criminales de otros países o de hace muchos años son divulgadas como si estuvieran ocurriendo en la actualidad, lo que aumenta más la incertidumbre y la idea de que andamos mal, cuando la realidad parece decirnos -con datos- otra cosa.