Al Partido de la Liberación Dominicana (PLD) le asiste el derecho de hacer oposición, al igual que a todos y cada uno de sus dirigentes, miembros y simpatizantes.
Ese derecho no está en juego ni debe de estarlo. No hay ninguna duda al respecto.
Pero al mismo tiempo, al liderazgo del PLD le corresponde actuar con la debida madurez en el ejercicio de su derecho a disentir y su derecho a protestar.
Haber dirigido una turba violenta hacia el Palacio de Justicia de Ciudad Nueva, en una protesta contra el apresamiento de exfuncionarios peledeístas acusados de corrupción, constituyó una acción irresponsable y de inmadurez política, que no se corresponde con un partido que ha gobernado el país por veinte años.
Debido al comedimiento de los agentes policiales responsables de la seguridad del edificio, no ocurrió una tragedia.
Por suerte para el PLD, todavía en sus filas hay dirigentes con la madurez y la serenidad de Jaime David Fernández Mirabal, quien exponiéndose a ser repudiado por sus propios compañeros de partido, rechazó los actos vandálicos que se llevaron a cabo este lunes. El exvicepresidente de la República hizo una advertencia: "Los peledeístas no hacen eso, no somos así".
Otro tanto habría que decir del propio Gonzalo Castillo, excandidato presidencial de PLD, que se encuentra en prisión como uno de los imputados en el caso de corrupción denominado operación Calamar.
"Quiero agradecerles que, ante un momento difícil, estén conmigo… pero quiero pedirles una cosa más: quiero pedirles calma" y que "siempre se respeten los recintos de la justicia" de tal manera "que no tengan excusas para acusarnos de quebrar la paz, tesoro común de los dominicanos", expresó Gonzalo Castillo en la tarde de este lunes, a través de su cuenta de Twitter.
Probablemente, debido a su privación de libertad, Gonzalo Castillo se auxilió de otra persona para enviar su mensaje a los peledeístas.
Menos mal que en el PLD hay dirigentes maduros y sensatos, como Jaime David Fernández Mirabal y Gonzalo Castillo.