El discurso del presidente Luis Abinader, este 27 de febrero ante la Asamblea Nacional reunida con motivo de la rendición de cuenta de la gestión gubernamental en 2021, fue una pieza amplia, equilibrada y sin diatribas hacia la oposición.
Ausencias temáticas las hubo, que bien pudieron ser aprovechadas para hablar de una labor más extendida del gobierno.
El presidente evitó hablar en detalle de su proyecto de reforma constitucional, y evitó tratar los temas relacionados con el fideicomiso público. Tampoco habló sobre la intensa y bien llevada labor que realiza la Dirección Nacional de Control de Drogas, las políticas públicas de combate a la pobreza o el desarrollo de una intensa labor de actualización, institucionalización y reorganización del sector de las telecomunicaciones en el país.
Quejas las habrá, y críticas desconsideradas y ataques pidiendo más de lo que podía hacerse, y no se hizo durante 16 años de gobierno, pero que en 18 meses del actual se piden como realizaciones inmediatas, pese a la situación de pandemia, desorden institucional y descalabro de la economía en que este gobierno asumió la conducción del país.
Se pudo echar de menos que no se habló de medidas para favorecer a las clases medias, que no son el foco de los programas de subsidios y ventas de alimentos a bajos precios
Las dos horas del discurso del presidente Luis Abinader describieron la crisis de la pandemia, las labores del gobierno para proteger a los ciudadanos y potenciar una economía que garantizara el desarrollo, además de una labor gubernamental reduciendo el gasto público, mejorando la calidad del gasto, y aplicando medidas de prevención y control de los excesos.
Y lo más importante, reitero el compromiso del gobierno con la transparencia y la lucha contra la corrupción.
Para el presidente Abinader, el país ha superado la pandemia, y la economía se ha relanzado, habiendo soportado cinco grandes olas de Covid-19, cuatro de las cuales aparecieron durante la presente administración.
El Producto Interno Bruto creció un 12.3 por ciento en 2021, el coeficiente de la deuda pública se redujo, como consecuencia del aumento del PIB, la apreciación de la moneda fue notoria, y se produjeron dos adquisiciones relevantes: el 49 por ciento de la Refinería Dominicana de Petróleo, que era de Venezuela y ahora es completamente dominicana, y la adquisición de la concesión de la Autopista Santo Domingo-Samaná.
Vale destacar que la inflación es un factor de incertidumbre, que el gobierno ha realizado esfuerzos y sacrificios para evitar la transferencia de los altos precios del barril del petróleo a los productos de consumo básico, y la inversión en este sentido sobrepasa los 15 mil millones de pesos.
Se anunciaron medidas para favorecer a los sectores más pobres, porque los factores internacionales que empujan la inflación no han desaparecido, sino que han aumentado con la invasión de Ucrania por Rusia.
Se pudo echar de menos que no se habló de medidas para favorecer a las clases medias, que no son el foco de los programas de subsidios y ventas de alimentos a bajos precios, pero sufren la tendencia inflacionaria en los productos de consumo cotidiano.
La impunidad ha desaparecido en la República Dominicana, dijo el presidente Abinader, y anunció que ya no hay un país para los corruptos.
El gobernante sostuvo convencido que ahora hay transparencia, hay investigaciones, auditorías, un Ministerio Público que no persigue por razones políticas, y unas autoridades respetuosas del mandato de la ley.
Y sobre la ley de extinción de dominio, que deberá aprobarse en el Congreso, el presidente dijo que el país tiene la obligación de "recuperar el dinero robado al pueblo dominicano".
La presentación de memorias del gobierno por parte del presidente mostró a un gobernante más empoderado, más firme y con suficiente control para asumir la responsabilidad de gobernar, porque -como él mismo dijo- es el presidente de los que lo eligieron y apoyan y de los que se oponen a su gestión oficial.