Mientras los vientos económicos anuncian una guerra de aranceles entre los Estados Unidos y el mundo, el odio, el racismo y los procesos de expulsión de trabajadores y migrantes establecidos en los últimos años, marcha aceleradamente.
Cuatro periodistas del diario El País, de España, escribieron un reportaje de amplio calado, sobre las expulsiones y las políticas racistas y de odio que se ponen en marcha, con apoyo popular, en los Estados Unidos. Son ellos Inés Santaeulalia, Carla Gloria Colomé, Patricia Caro y Jesús Jank Curbelo. El título del reportaje no puede ser más contundente: El racismo en la era Trump: “El racismo en la era Trump: `No hables ese español de mierda en mi país`.
El mismo día que este bien estructurado y documentado reportaje se ha dado a conocer, el gobierno federal de los Estados Unidos anunció una demanda contra el Estado de Nueva York por sus políticas migratorias y porque permite a las personas obtener licencias de conducir independientemente de su estatus migratorio legal o no.
Dicen los periodistas que “Trump y su Gobierno avanzan decididos en la creación de un nuevo enemigo interno para los estadounidenses: el migrante latino, al que hay que identificar, señalar y expulsar del territorio”. Entre esos enemigos se encuentran miles de dominicanos.
Se trata de realizar la mayor deportación de la historia, y buscan a los migrantes en las escuelas, en las iglesias y en los hospitales. Niños, niñas, enfermos, trabajadores o no, adultos, mujeres, hombres, ancianos, todos son identificados y metidos en vehículos para su deportación. Muchas familias han tenido que abandonar trabajos, dejar de llevar los hijos a las escuelas o dejar de asistir a una cita médica.
Hay senadores que están proponiendo premiar a los ciudadanos con mil dólares por denunciar a migrantes sin documentos legales. Dice el reportaje del diario El País que “Hablar español o tener la piel oscura ha pasado a ser un problema: en las redadas de los últimos días han sido detenidos varios ciudadanos estadounidenses solo por su aspecto”.
El propósito es perseguir y deportar a 11 millones de personas que carecen de documentación regular. Hay una presunción, y es que con la eliminación de la protección migratoria a más de 300 mil venezolanos, y subregistros posibles, la suma de personas podría llegar hasta 13 millones.
Pero las calles son ya un riesgo, lo mismo que acudir a tiendas, centros comerciales, parques o espacios públicos. Hay agresiones racistas, rechazo, desdén, desatención a clientes en lugares de servicios, por la sola presunción de que se pertenece a determinados segmentos o grupos étnicos.
“Son personas que trabajan, consumen y en 2022 pagaron más de 95.000 millones de dólares en impuestos federales, estatales y locales. Casi ocho de cada diez llevan más de cinco años en Estados Unidos y menos del 4% tiene antecedentes criminales, según datos del Departamento de Seguridad Nacional de los Estados Unidos. Pero el mensaje es para todos: aquí ya no son bienvenidos”. Así describen los periodistas la nueva realidad que se ha instalado en Estados Unidos para los migrantes luego de la llegada de Donald Trump a la presidencia, el pasado 20 de enero.
La terrible realidad es que personas norteamericanas, que se sienten amenazadas por los migrantes, se comportan de una manera violenta contra estos, ante cualquier oportunidad. Las autoridades han detectado ciudadanos vestidos de autoridades, con la sola intención de perseguir a migrantes, aterrorizarlos y echarles los demonios encima.
“En al menos tres Estados, las autoridades han detenido a personas por hacerse pasar por agentes de inmigración y asediar a hispanos. “No hables ese [español] de mierda en mi país”, les dice un hombre de 33 años a los ocupantes de un vehículo al que dio el alto en una carretera de Carolina del Sur, en un vídeo difundido por las víctimas. “¿De dónde eres? ¿Eres de México? ¡Regresa a México!”, continúa el tipo, que ha sido arrestado por secuestro y hacerse pasar por la autoridad”, detalla el reportaje.
Y el presidente Donald Trump es amado y temido por sus decisiones. Una encuesta de The New York Times e Ipsos realizada entre el 2 y el 10 de enero reveló que el 55% de los votantes apoya firmemente o parcialmente tales planes y un 63% está de acuerdo en expulsar a los que entraron ilegalmente en los últimos cuatro años de Gobierno demócrata.
Trump lleva también otra batalla, además de la que ha emprendido contra el Estado de Nueva York, y es eliminar la ciudadanía por nacimiento, que ya lo ha enfrentado a por lo menos 21 estados norteamericanos, que entienden debe mantenerse esa disposición de la Constitución de los Estados Unidos.
Quienes votaron y simpatizaron con Trump, desde dentro de los Estados Unidos, y también desde fuera, con estímulos y adhesiones a sus políticas, deben conocer la realidad que vienen los latinos, los hispanos, los dominicanos, legales o no, en Estados Unidos.