El presidente Luis Abinader recibió en su despacho a la subsecretaria del Departamento de Estado de los Estados Unidos, Wendy Sherman, y la conversación al parecer fue limitada y estuvo rodeada de buenas intenciones, sin algo práctico y relevante que pudiera ser compartido por el gobierno dominicano y por la embajada de los Estados Unidos.
Las dos notas emitidas por el Palacio Nacional y la embajada de los Estados Unidos dicen muy poco. Hablan de las buenas intenciones, del apoyo mutuo de los dos países y de la ampliación de la cooperación. El gobierno dominicano aprovechó para reiterar su postura sobre la crisis en Haití, y la funcionaria norteamericana eligió la lucha del gobierno dominicano contra la corrupción. Sin entrar en detalles.
En términos simples, esa es la cuestión. La frialdad en las relaciones entre los dos países se mantiene, pese al extraordinario apoyo que el gobierno dominicano ofrece en política exterior a los designios del gobierno de los Estados Unidos.
¿A qué vino la señora Wanda Sherman? No lo sabemos. Es posible que se haya conversado sobre el tema que la trajo al país, pero no se haya mencionado en las declaraciones públicas.
La señora Sherman ofreció una entrevista de 13 minutos a CDN, teniendo la oportunidad de ampliar los criterios del gobierno del presidente Biden sobre aspectos de interés, pero evadió las preguntas de la periodista Katherine Hernández.
Dijo que la relación entre Estados Unidos y la República Dominicana es muy fuerte, pero considera que tenemos un excelente ministro consejero como embajador interino (el segundo desde el 2020). Alabó a los beisbolista dominicanos, pero no se quiso referirse a los casos Calamar, Medusa, Antipulpo, Coral y otros, para no inmiscuirse en los asuntos internos del país. Dijo que los dos países compartimos muchas ambiciones y proyectos, y que aquí viven 300 mil norteamericanos, y allá 2 millones de dominicanos, pero no sabe cuándo habrá un nuevo embajador de su país en el nuestro.
Calificó de excepcional las relaciones entre EE.UU y la RD, pero no sabe cuándo los cancilleres Anthony Blinken y Roberto Álvarez podrían reunirse para tratar temas de interés. ¿Es mucho pedir que países propicien las reuniones de sus cancilleres, aunque uno sea una potencia y otro un alfeñique?
Habló de sus visitas privadas, con su esposo, al país, pero justificó las alertas migratorias del Departamento de Estado para que los turistas eviten venir a la RD, porque su país tiene el deber de proteger a los ciudadanos que intentan venir al país sin conocer los peligros que les esperan.
Como sustitutos de los embajadores hay 900 empleados de la embajada norteamericana que son magníficos, dijo.
De modo que las alertas migratorias seguirán vigentes en los Estados Unidos, que seguiremos sin la nominación de un embajador norteamericano formal para la RD, y seguiremos con la indiferencia de los Estados Unidos, la gran potencia mundial, ante la crisis haitiana que podría extenderse y afectar al país, que es un aliado firme de los norteamericanos en todos los foros internacionales en los que participa.
Por eso, es importante revisar nuestra política exterior, redireccionar nuestro sistema de votación en los asuntos internacionales, que no son del interés ni la incumbencia nuestra, para independizarnos y obtener mayor respeto en los organismos multilaterales de de decisión de los asuntos en los que Estados Unidos se pelea con otras potencias.
Pocos países han sido tan complacientes con los norteamericanos en política exterior como lo han sido los gobiernos dominicanos. Ojalá que los gobernantes que tenemos se recuerden que en abril se cumple un nuevo aniversario de su invasión militar de 1965.