Fausto Miguel Cruz de la Mota, el asesino del ministro de Medio Ambiente y Recursos Naturales Orlando Jorge Mera, estuvo en juicio de fondo por el crimen que cometió el pasado 6 de junio del 2022, y que conmovió a la sociedad dominicana.

Los miembros del Cuarto Tribunal Colegiado del Distrito Nacional decidieron esquivar todas las triquiñuelas del criminal y de sus abogados. Por cierto, Cruz de la Mota cambió varias varias veces de equipo legal, y no es descartable que en las apelaciones tenga que recurrir a los abogados de oficios de que dispone el Estado para quienes no pueden pagar una defensa adecuada.

El propósito de este sujeto era evitar el juicio de fondo, y estuvo dispuesto a hacer cuanto estuvo a su alcance para conseguirlo. Acusó al Ministerio Público de desaparecer un arma que supuestamente utilizaría el occiso para agredirlo.

Todo el mundo sabe que Orlando Jorge Mera no utilizaba armas, ni era una persona agresiva, ni de irse a golpes con nadie. Orlando era un político y abogado pasivo y evitaba levantar la voz. No hablaba contra sus más enconados enemigos, ni nunca nadie lo vio con ira, resentimientos o formas que desdijeran de su temperamento apacible.

El sujeto criminal que fue al despacho del ministro, armado y dispuesto a matarlo, como finalmente logró, ahora acusa al Ministerio Público de tramar en su contra, de modificar el escenario del crimen y de cambiar las pruebas. Algo que nadie creerá, obviamente.

Es decir, que Miguel Cruz de la Mota estaba buscando atenuantes para justificar su ignominia. Estaba decidido a hacer creer que alguien quiere asesinarlo a él, cuando en realidad quien quitó una vida de forma deplorable fue él. Una vida de un funcionario de alto rango, en su propio despacho donde tomaba decisiones, y el criminal fue hasta allí para detonarle, utilizando la confianza que el muerto tenía en su pretendido amigo, un arma que llevaba con el fin de quitarle la vida.

Ahora el criminal quiere alegar también deudas del ministro asesinado con él, como si con ello justificara el terrible asesinato cometido.

Por suerte, los miembros del Cuarto Tribunal Colegiado, como el país que fue testigo de aquella tragedia, tienen conocimiento y conciencia de que aquella fue la más terrible acción criminal que podría cometerse. Y este proceso de fondo terminó anoche,  en poco tiempo, con una condena lo suficientemente adecuada por el crimen cometido. Los miembros del tribunal decidieron condenar a 30 años de cárcel a Fausto Miguel Cruz de la Mota. Una condena adecuada y justa, que no repara la vida que anuló, pero que resarce a la sociedad y a la familia de la víctima.

El criminal deberá también pagar una indemnización a la familia de Orlando Jorge Mera de 50 millones de pesos, de acuerdo con la decisión de los jueces Keila Pérez Santana, Elías Santini Perera y Arisleida Méndez Batista. Es una forma de hacer justicia.