El Poder Ejecutivo acaba de someter un proyecto de ley para crear el Cuerpo Especializado de Mitigación a Emergencias y Desastres (Cemed), que sería una dependencia del Ministerio de Defensa.

Y la iniciativa es una forma de comenzar a cambiar la estructura vigente, de un Centro de Operaciones de Emergencia, dirigida por un oficial, que reúne a las instituciones de prevención de desastres, como la Defensa Civil, la Oficina Nacional de Meteorología, entre otras, para actuar cuando se presentan situaciones de riesgo, de cualquier magnitud o naturaleza. Todos dependen de la presidencia de la República.

Con esta propuesta se asigna una nueva responsabilidad al ministerio de Defensa, y a sus cuerpos armados (Ejército Nacional, Marina de Guerra, Fuerza Aérea Dominicana).

De acuerdo con la propuesta del gobierno, “ante la ocurrencia de disturbios atmosféricos como consecuencia del cambio climático, se hace necesaria la instauración de una unidad a lo interno de las fuerzas castrenses, con la finalidad de desarrollar operaciones militares no bélicas de mitigación y respuesta ante situaciones de emergencia y desastres, para apoyar a las autoridades nacionales”.

De aprobarse la propuesta, la nueva dependencia funcionará con una dirección general y 10 centros de mitigación desplegados a nivel regional.

La idea será contar con el Ministerio de Defensa para la mitigación de desastres, algo con lo que ya se cuenta, porque siempre los miembros de las Fuerzas Armadas han estado presentes y han sido solidarios con los dominicanos cuando ocurren desastres naturalezas.

No sabemos, sin embargo, cómo se relacionará este organismo con el Centro de Operaciones de Emergencia y sus dependencias. Dentro del COE el único mecanismo que trabaja preventivamente, con informaciones previas sobre fenómenos atmosféricos, es la Oficina Nacional de Meteorología. Todos los demás trabajan para mitigar desastres.

A nuestro entender, el nuevo organismo tiene que trabajar preventivamente, y no sólo dedicarse a mitigar desastres. Un caso patético: En momentos de los torrenciales aguaceros del 18 de noviembre pasado, las calles estaban inundadas, los vehículos por montones ahogados, y no había una autoridad, una unidad aportando apoyo a los que se vieron en situación de peligro. Los entaponamientos fueron muy grandes, y no apareció un agente de la DIGESET para ofrecer tranquilidad o brindar algo de orden en medio del desastre.

Pero hay posibilidad de ofrecer mejor ayuda a los ciudadanos de manera preventiva. Crear un centro de llamadas, de Información, un lugar de orientación, por ejemplo en situaciones trágicas.

Ya sabemos que el cambio climático está haciendo estragos en ciudades y comunidades. La tarea de una unidad preventiva será tomar medidas, mover personal y equipos, por ejemplo, antes de que una cañada o un río destruya una cosecha de plátanos, en una determinada comunidad; o cómo evitar que las aguas de un río irrumpan y destrocen una calle de un barrio de la capital. Es decir, encontrar los puntos detonantes de los momentos más riesgosos para los ciudadanos.

Por ejemplo, la Autopista Duarte y las carreteras hacia el este y el sur, con motivo de las aguas de noviembre, no se desplegaron unidades de auxilio, apoyo, control de los vehículos que iban y venían en una u otra dirección. No puede ocurrir de nuevo un diluvio sin que tengamos autoridades en el trabajo preventivo.

Nos referimos a una propuesta más integral, preventivamente, de la que se está recomendando. El cambio climático seguirá haciendo daño a nuestra gente, a los campos y ciudades, y lo que hay que evitar con tareas oficiales es que los daños sean tan cuantiosos, en vidas y en destrucción, como los hemos tenido. Es muchísimo más barato prevenir, y actuar con inteligencia. Muchos países lo han hecho, y tenemos países amigos con disposición a ofrecernos apoyo.