El caso del ciudadano David de los Santos, muerto después de haber sido detenido por vigilantes privados en la plaza comercial Ágora y entregado al destacamento de la Policía Nacional del ensanche Naco, podría servir de punto de partida para abordar el asunto de los guardianes de seguridad en las empresas privadas.
No es el primer caso de una persona que es tratado con violencia por parte de los guardianes de seguridad de un centro comercial. Varios casos han trascendido. Y hasta se ha denunciado que operan prisiones privadas dentro de algunas plazas.
La seguridad privada se ha constituido en un negocio como cualquier otro, y como tal debe de cumplir con la ley, en general, y con reglamentos específico. De hecho, existe la Superintendencia de Vigilancia y Seguridad Privada (SVSP), que traza las normas a las empresas privadas de seguridad.
Sin embargo, los incidentes de violencia en los cuales participan guardianes de seguridad privados, genera preocupación.
Pero también es necesario prestar atención a los militares y policías que están dedicados a tiempo completo a trabajar para empresas privadas, como grandes tiendas.
Y, sobre todo, es vital que se indague sobre la instrucción que reciben las personas que son reclutadas para trabajar con guardianes de seguridad privada.
¿Qué se les enseña sobre el uso de las armas o sobre la violencia? ¿Cuál es el protocolo que deben de poner en práctica ante una persona que es acusada de sustraer alguna mercancía?
¿Qué dice el protocolo sobre quienes exhiban un comportamiento inadecuado dentro de una tienda u otro espacio de una plaza comercial? ¿Qué pueden o no puden hacer los guardianes privados?