Gonzalo Castillo Terrero merece toda la atención de los medios de comunicación que se siguen las incidencias del proceso Calamar, con la solicitud de medidas de coerción del Ministerio Público.
La solicitud de la Procuraduría General de la República es de 18 meses de prisión preventiva, y que el caso sea declarado complejo.
En todo momento Gonzalo Castillo Terreno ha aparecido sonriente y saludando a los reporteros. Con serias limitaciones para moverse. Adherido mediante esposas a otro imputado, se le ve sonriente, a veces taciturno y como si estuviera viviendo una realidad distante, que no es la suya, y como si él fuera una persona diferente.
Es complicado analizarlo. Emitió una declaración por escrito en la que dijo ser inocente, y pese a ello, confiar en la justicia. Sus seguidores han reclamado su libertad, y llegaron al extremo de romper las puertas de cristal del Palacio de Justicia, tratando de penetrar hasta donde se encuentra recluido en la celda del edificio, Gonzalo Castillo.
Gonzalo ha sido reiterativo en su talante divertido. Lleva casco protector, chaleco antibalas, y cuando entra y sale del salón de audiencia va esposado de una de sus manos. Dice sentirse no culpable de las imputaciones que se le hacen y luce tranquilo, no enfadado, como si se tratara de un nuevo mesías que acepta la voluntad de su dios en el sacrificio o en la hoguera.
Los periodistas que cubren la audiencia han comenzado a dudar. ¿Qué le pasa a Gonzalo Castillo? ¿Está sedado? ¿Desconoce el lío en que está metido? Pareciera que tiene experiencia en estos embrollos y va como si no corriera el riesgo de que le canten 18 meses de cárcel preventivamente, y luego hasta 20 años de prisión si le comprueban culpabilidad.
La tarde de este lunes los reporteros preguntaron a Gonzalo cómo se siente, y con gestos dijo que bien. Volvió a sonreír y no quiso responder con palabras, pero su gesto es que está bien.
Jorge Lora Castillo, abogado de los tribunales, penalista, dijo a Acento que es preocupante la conducta de una persona privada de libertad e imputada en un expediente tras grueso que se comporte de ese modo. Da la Impresión de que no entiende lo que está pasando, y transmite la imagen, sin que sea cierta, de cinismo y de burla.
Es como si Gonzalo Castillo Terreno se estuviera escabullendo de la realidad, como si padeciera un estado psicótico o como si estuviese sedado para no enfrentar la crueldad del momento que le agobia. No podemos olvidar que Castillo fue el candidato presidencial del Partido de la Liberación Dominicana en las elecciones del 2020, y que tuvo bastante poder durante la pasada administración.
Desconocemos si el Ministerio Público tiene sicólogos o siquiatras a su servicio, y si en estas circunstancias pudiera recurrir a un análisis del comportamiento de los imputados. Otra posibilidad es que se haya convertido en un tremendo actor, que haya superado sus serias limitaciones comunicativas, y que su rostro sea una mera simulación por los aprietos que padece, como una forma de no mostrar al público la terrible pesadilla que su alma padece. En este caso podría ser ganador de un gran premio a la simulación.
Gonzalo Castillo tiene excelentes abogados a su servicio, comenzando por Luz Díaz y Laura Acosta, y siguiendo con Naseff Perdomo Cordero. Sin embargo, no es su responsabilidad determinar el estado sicológico de su cliente y solo defenderlo legalmente. Tremendo trabajo el que deben realizar, ahora con las medidas de coerción, y posteriormente, en el juicio de fondo, si llegara a ocurrir. Es muy probable que ocurra el juicio de fondo.
Un punto en el que nadie ha reparado es el estado de agobio familiar de estas personas. Sus parejas, sus hijos, nietos. La situación de sus empresas. Todo queda atrás en espera de una decisión judicial que decidirá el destino de sus vidas, por lo menos en los próximos años.