El pasado jueves, 4 de julio, los ciudadanos del Reino Unido votaron de manera mayoritaria y decidida por el Partido Laborista, lo que convirtió a Keir Starmer en el nuevo primer ministro.

Los laboristas lograron 412 escaños, frente a 121 del gobernante Partido Conservador. Es el peor resultado para los conservadores ("tories") en un decenio. Once años tenían los laboristas fuera del gobierno.

El triunfo de la izquierda moderada en el Reino Unido no dejó de sorprender en una Europa que asiste a una ola de conservadurismo y de derechismo extremo.

Y este domingo, contra muchos pronósticos y una casi generalizada percepción, en la segunda vuelta de las elecciones legislativas Francia volvió a votar contra la ultraderecha, que quedó relegada al tercer lugar luego de haber ganado la primera vuelta.

El ultraderechismo fue frenado en Francia mediante una coalición llamada Nuevo Frente Popular (NFP), que obtuvo 190 de los 577 escaños de la Asamblea Nacional (cámara baja), seguido de la alianza de centroderecha del presidente Emmanuel Macron (unos 160). En tercer lugar quedó el partido ultraderechista Agrupación Nacional (RN), que junto a sus aliados obtuvo más de 140. Estos números, todavía no definitivos, fueron dados anoche.

Los resultados electorales en el Reino Unido y en Francia dan un respiro a quienes creen en una democracia con rostro social

Como ninguno de los bloques cuenta con la mayoría absoluta, 289 diputados, ahora se producirán negociaciones para elegir al primer ministro, cargo que la coalición de izquierda reclama en virtud de su primer lugar en los comicios.

Lo ocurrido en Francia deja varias lecciones para todos los países que viven en sistemas que permiten a la ciudadanía votar para elegir gobierno:

-Una ciudadanía consciente sabe que su voto cuenta cuando es necesario poner un alto a ciertas ideas política. Con una participación del 59,71%, fue la más alta asistencia a las urnas desde 1981.

-No sólo el liderazgo político llamó al pueblo francés a votar. Se sumaron figuras populares del arte y de los deportes, como la superestrella del fútbol Kylian Mbappé, que pidió votar "del lado bueno". Incluso, desde Ciudad del Vaticano, el papa Francisco, sin referirse a un país específico, alertó contra las "tentaciones ideológicas y populistas".

-En algunas coyunturas es importante saber pactar, y las izquierdas francesas (moderada y dura) comprendieron lo que estaba en juego, e hicieron lo correcto.

Los resultados electorales en el Reino Unido y en Francia dan un respiro a quienes creen en la democracia con rostro social, una democracia que, más allá de hacer elecciones, permite una economía de mercado, pero no privilegia al mercado por encima de la dignidad y los derechos de las personas.

Los extremismos nada bueno aportan a los pueblos. Si malo es el populismo de izquierda, no mejor es el de derecha, sobre todo de la ultraderecha que esparce discursos de odio.