A las 8 de la mañana de este miércoles está proyectado el ingreso de la tormenta tropical Franklin a la República Dominicana, a través del sur del país, y en particular tocando la ciudad de Azua, como punto de entrada.

El Centro Nacional de Huracanes de los Estados Unidos ha emitido varios boletines, y reitera en todos que habrá inundaciones y que esas inundaciones serán poderosas, con mucha agua y con efectos desastrosos, incluyendo la posibilidad de pérdida de vidas humanas.

En el décimo aviso del Centro Nacional de Huracanes se insistía anoche, que en nuestro país habría “fuertes lluvias e inundaciones repentinas potencialmente mortales”.

Todas las medidas adoptadas por las autoridades han favorecido la organización de las personas y las comunidades. Especialmente quienes viven en las proximidades de ríos, arroyos y cañadas han recibido las alertas de las autoridades, se les ha facilitado información oportuna para salir de los lugares con riesgos, porque las aguas que han estado cayendo y que seguirán empapando los suelos y alimentando los ríos, arroyos y cañadas son muy abundantes y podrían dar pie a corrientes, inundaciones que provoquen daños materiales a parcelas, cosechas y arrastren casas y lugares en donde haya personas.

Lo que hemos visto en las últimas horas es que las lluvias son abundantes, intensas, intermitentes en algunos lugares, y que tienen capacidad de arrastrar grandes cantidades de tierra, objetos pesados, y los ríos al crecer tienen un potencial destructivo que la gente no imagina.

Este miércoles es no laborable en todo el país. Las 32 provincias están en alerta por el Centro de Operaciones de Emergencia y la Oficina Nacional de Meteorología. 25 provincias están en alerta roja y las otras 7 en alerta amarilla.

El gran riesgo comienza a correr desde la madrugada de este miércoles. El peligro lo representa la gran cantidad de lluvia que esta tormenta trae sobre el territorio nacional. Los vientos no son un gran riesgo. La tormenta se mueve a una velocidad lenta, pero su gran peligro lo trae con las aguas que arrastra.

Hay mucha gente curiosa, que acude a la orilla de los ríos, se coloca encima de los puentes o en los malecones y proximidades del mar. Hay que evitar exponerse. Ya se sabe que las aguas se mueven con violencia y arrastran objetos que encuentran en su trayecto. Salvo que alguna persona sea arrastrada y haya que hacer esfuerzos para su rescate, no es inteligente tratar de hacerse los héroes. Hay personal de rescate que actúa en situaciones parecidas. Esas personas son las que tienen la responsabilidad de actuar, no los ciudadanos que carecen de la experiencia y de los instrumentos para salvar vidas.

Dejemos que las aguas caigan y se vayan al mar. Evitemos pérdidas humanas. Todo lo demás es rescatable. Apoyemos solidariamente el esfuerzo de los miembros del Centro de Operaciones de Emergencia, de los bomberos de todo el país, de la Defensa Civil, de los funcionarios de los ayuntamientos, de los agentes policiales y de todo el personal dedicado a la protección de las personas y propiedades. Y que el jueves retornemos a nuestras labores habituales con los grados de normalidad que nos permita la tormenta Franklin.