La ONU denunció el pasado jueves, 3 de marzo, los casos de racismo en la evacuación de civiles de origen africano y asiático de Ucrania .

Pero, de igual manera, han sido maltratados y vejados al llegar en condición de refugiados a países vecinos de Ucrania, como Polonia.

Gueterres, con justa razón, reclamó a los Gobiernos de la zona medidas para ponerles fin a estos hechos crueles e inhumanos.

El secretario general, António Guterres de la ONU, Antonio Guterres, expresó que "está conmocionado por los numerosas informes de racismo, acoso y discriminación que personas de distintas etnias y nacionalidades han sufrido cuando trataban de dejar Ucrania, así como en países vecinos al buscar refugio del conflicto".

Stéphane Dujarric, el portavoz del secretario general de la ONU, en nombre de Guterres llamó a "todos los Gobiernos de la región a tomar medidas contra cualquier manifestación de racismo y xenofobia".

"Es vital que garanticen que todas las personas, sin importar su etnia, religión o cultura, reciban el mismo trato y protección", señaló el portavoz, que destacó la "generosidad" que los países vecinos de Ucrania están mostrando en la acogida de refugiados ucranianos.

Estupor e indignación producen estos hechos. Es increíble, pero más que todo inaceptable, que en medio de una guerra, con todo lo que supone, broten sentimientos tan crueles de exclusión, xenofobia, racismo y odio hacia personas que tienen los mismos derechos que toda la humanidad.

Qué triste que existan personas que en medio de la tragedia de ver su país agredido por una potencia invasora, que han perdido hogar y lugar de trabajo a causa de la destrucción provocada por los bombardeos, puedan albergar tales odios y miserias hacia seres humanos que sufren tanto o más que ellas mismas.

Nunca más oportuna la exclamación admonitoria de Fray Antón de Montesinos a los esclavistas que sometían a los indígenas de la isla La Española, que parafraseamos a continuación:

¿Estos no son seres humanos? ¿No son personas?