Antes del 17 de agosto, como había prometido, el presidente Luis Abinader despejó el escenario electoral con mira a los comicios de 2024 en la contienda presidencial.

Este domingo, a través de un corto mensaje grabado, Abinader informó que buscará la nominación presidencial por el Partido Revolucionario Moderno. ¿Alguien tenía duda de que no se repostularía? Pocos en realidad pudieron hacerse esas ilusiones.

Por la intensidad y el activismo oficial, desde que asumió la presidencia en agosto del 2020, Luis Abinader ha demostrado ser un gobernante súper activo, abierto, dinámico, expuesto a todas las contingencias, y no ha perdido oportunidad para mostrarse frente a la comunidad nacional, internacional, además de encabezar las actividades representativas de inversionistas privados o interesarse por las demás instancias estatales, tanto del poder Judicial como del poder Legislativo.

Con anuncio el presidente hizo un breve recuento de lo que recibió como gobierno, y lo que puso en marcha con su llegada: El acceso oportuno a las vacunas anticovid, la transparencia, la promoción de un Ministerio Público independiente, la política de honradez en la gestión pública, la reapertura de la economía, la inserción del país en los escenarios internacionales, la estabilidad macroeconómica y un crecimiento sostenido de la economía por encima del promedio de la región.

En su partido tiene la ventaja que aporta el desempeño de la presidencia de la República, ademas de un liderazgo que se ha ganado con su presencia en cada rincón del país y los lugares donde están los ciudadanos dominicanos. Quienes intentan competir con él en el PRM carecen del apoyo que ha mostrado tener Abinader. En democracia, sin embargo, se compite en libertad y equidad, y cada quien asume los desafíos que corresponden en toda elección.

En política no hay contendiente tan pequeño que no pueda aportar con su apoyo o debilitar con sus ataques.

Despejado ese panorama del PRM, habría que añadir que ya el PLD definió con suficiente tiempo al alcalde de Santiago, Abel Martínez Durán como su candidato presidencial, y Leonel Fernández es el candidato del Partido Fuerza del Pueblo.

En el caso del PRD Miguel Vargas se promueve como aspirante a la presidencia de la República, y Virginia Antares ya fue seleccionada como candidata presidencial por Opción Democrática. María Teresa Cabrera es la precandidata del Frente Amplio, y Fulgencio Severino, de una coalición que lidera el partido Patria Para Todos. Es probable que haya otras aspiraciones, que se definan en el camino.

Este cuadro político con miras a las elecciones presidenciales del 2024 vaticina un panorama competitivo y arduo para las presidenciales, como tradicionalmente son las batallas políticas por el poder. Los candidatos opositores tendrán que vérselas con un aspirante que es presidente de la República, que apenas tiene un primer período que no ha completado, y que hasta el momento las encuestas señalan como el candidato a vencer, pues tiene el favor de la mayoría para ganar las presidenciales en la primera vuelta. Las encuestas también le otorgan ventaja al gobernante en un posible escenario de segunda vuelta.

Las elecciones municipales de febrero del 2024 serán una especie de puesta a prueba tanto para el gubernamental PRM como para los partidos de oposición,  el liderazgo del presidente Abinader, necesariamente, influirá.

Las alianzas que se han forjado, o que se están negociando, contienen elementos novedosos:  las fuerzas que se mueven en el municipio y en la provincia no necesariamente llevan la lógica del poder por la presidencia de la República. Sin embargo, lo que digan electoralmente las elecciones municipales podría proyectar lo que podría ocurrir con los candidatos presidenciales de mayo del 2024.

Despejado el panorama con las aspiraciones reeleccionistas de Luis Abinader, muchas cosas podrían ocurrir en las próximas semanas, y los próximos meses, porque el presidente que intenta repetir en el poder mueve una fuerza que a veces podría ser demasiado poderosa, incluso para incidir en los procesos electorales previos, como las elecciones municipales o las alianzas o apoyos para las congresuales.

Y si bien el cuadro no será fácil para una oposición que no ha logrado impactar con de las campañas antigobierno que ha emprendido, a partir de este momento ha de esperarse que arrecien los ataques de los opositores contra el gobernante y el partido de gobierno. En política no hay contendiente tan pequeño que no pueda aportar con su apoyo o debilitar con sus ataques.