Debido al fracaso del sistema educativo dominicano en todos los niveles (con algunas excepciones) nuestra sociedad arrastra un volumen impresionante de ideas disparatadas y explicaciones nacidas de una supina ignorancia, y la perversión de algunos actores sociales que buscan poder y dinero a costa del sufrimiento de millones de seres humanos que viven en la isla.

Los medios de comunicación reflejan y multiplican la estulticia del sentido común criollo, cuando no que son asalariados del poder político y financiero. Dos ejemplos notorios de los últimos dos años: el “peregrino”, que en abril del 2020 movió a miles de personas en medio de la pandemia, orquestado en las sombras por un cura que es más mago que presbítero, exponiendo a centenares de ignorantes a la infección. El otro caso notable es el famoso estafador llamado “Mantequilla”, que hasta fue llevado a una escuela a dar clases de economía. Solo por eso dos hechos este país debería considerarse al margen de la civilización.

Este estado de pensamiento mágico y voluntarista que arropa a una buena parte de nuestra población, y que es aprovechado por líderes políticos, sociales y religiosos para conducir como ganado a los más pobres y parte de la clase media, estimula la mentalidad de extrema derecha y su agenda misógina, racista, antidemocrática y propagadora del odio contra los sectores marginados.

No es una expresión exclusiva de nuestro país, ya que todos conocemos la horda trumpista, los fanáticos de Bolsonaro, los golpistas de Bolivia, el fascismo italiano en el gobierno, y los líderes políticos de Hungría y Polonia. Los sectores neofascistas criollos han traído a Laje y Sara Winter a “predicar” al país bajo el alegato de que ambos son provida; imagino que si Hitler estuviera vivo lo traerían porque él era vegetariano y promovía el ejercicio físico. ¡La insensatez ha llegado a niveles escandalosos!

El debate de temas como el racismo no ocurre a nivel académico sino al calor de las discusiones descontroladas en las redes sociales, comunicadores oligofrénicos y por supuesto políticos buscando votos. Actualmente los tres partidos mayoritarios apuestan al racismo y el antihaitianismo. El gobierno, que tiene una dirección de Migración al servicio de la extrema derecha y las pandillas patrioteras, el candidato del PLD que predica un racismo asqueroso y hasta la Fuerza del Pueblo, donde padre e hijo se muestran dóciles a los dictados de la FNP.

El racismo como fenómeno social es estudiado por la sociología y la antropología, y por supuesto hay historiadores que tratan a fondo la cuestión. Existen multitud de metodologías y fruto de los resultados del trabajo de académicos muchos Estados han elaborado legislaciones para prevenirlo y erradicarlo. Naciones Unidas tomó la delantera muy temprano.

El Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial, proclamado en 1966 por la Asamblea General de la ONU, se celebra el 21 de marzo de cada año recordando la matanza de 1960 en Sudáfrica. Además de esa fecha en la ONU son muchos los documentos y esfuerzos por erradicar la ideología racista entre todos sus Estados miembros. La gran pregunta que siempre nos hacemos es cuáles son las políticas concretas que ejecuta el Estado dominicano para enfrentar toda expresión racista en nuestro territorio.

Publicaciones académicas hay muchas que diagnostican las expresiones racistas en muchas sociedades y sus factores causales. Algunas menciones para los interesados. Peter Wade, de la Universidad de Manchester, en el 2017 un artículo titulado Estudios Afrodescendientes en Latinoamérica: racismo y mestizaje, en la Revista Tábula Rasa de Colombia. Osbaldo Turpo-Genera y Zayuri Gutiérrez Gala publicaron en el 2019 un artículo titulado Racismo en la televisión peruana, en la Revista Universidad y Sociedad. Mónica Moreno Figueroa, de la Universidad de Cambridge, tiene un texto en la revista Desacatos, titulado: El archivo del estudio del racismo en México. Katy Sian publicó en Papeles del CEIC un estudio titulado Ser negro en un mundo blanco: comprendiendo el racismo en las universidades británicas. María Dolores París Pombo genera un texto muy útil para introducirnos al tema: Estudios sobre el racismo en América Latina, en la revista Política y Cultura. David Gillborn, Nicola Rollock, Paul Warmington y Sean Demack publicaron un estudio de dos años: Race, Racism and Education: inequality, resilience and reform in policy & practice. El interesado en revisar esa bibliografía será llevado también a otros estudios y textos de gran valor.

En el caso dominicano hay muchos estudios hechos por investigadores locales y extranjeros. Es bueno destacar que la Convención Para la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Racial (CEDR) fue ratificada por la República Dominicana el 25 de mayo del año 1983, pero dudo que ningún político, ni comunicador, se haya molestado en leerlo. En enero del 2013 se elaboró un informe sobre nuestro país, que aparece en internet fácilmente. Luisa América Mateo Dicló defendió su tesis doctoral en la Universidad Complutense de Madrid, en el 2019, con el título La afrodescendencia en la sociedad dominicana: entre la blancofilia y la negrofobia. En el 2021 Larissa De Peña y Viviana de León publicaron en Ciencia y Educación: Racismo implícito en grupo de estudiantes del Instituto Tecnológico de Santo Domingo. Es relevante leer la Breve Encuesta Nacional sobre Autopercepción Racial y Étnica en República Dominicana hecha por UNFPA, en el 2021. Un libro excelente, recién publicado por el Instituto Filosófico Bonó, de la autoría de Milagros Ricourt es El imaginario racial dominicano.

Sé que para aquellos comprometidos con promover el racismo en nuestro país y los tontos que le siguen la corriente esta oferta de lectura no les importa. Pero es importante dejar constancia de que el tema no se aborda hablando tonterías o afirmando desconocer lo que existe. Como otros temas esenciales, su solución pasa por el estudio y la aplicación de políticas públicas. Los problemas que estamos pasando y que provocan gran cantidad de discursos poblados de tonterías es en gran medida fruto de que el sistema educativo tocó fondo y por lo visto casi nadie está estudiando con rigor el tiempo se le va a la mayoría idiotizado viendo sus celulares y leyendo la riada de estupideces de las redes sociales.