José Rafael Sosa es un ser humano especial. Un periodista de toda la vida, dedicado a trabajar la información útil, a ayudar a los demás, a procurar la salud, a promover la ciencia, a gestionar la solución de problemas angustiantes para otros. Sosa ha sido y sigue siendo un caminante de la vida, para promover la salud, para evitar el tabaco, para proteger la dignidad de las personas, y en particular de las mujeres.

Donde quiera que hay una causa justa, humana, profesional, digna, necesaria para ser promovida, allí aparece José Rafael Sosa.

Sosa es tierno con sus familiares, en particular con sus hijas e hijos. También lo ha sido y lo es con su pareja. Y no se detiene nunca en entregar ternura. Y lo hace cuando los demás necesitan apoyo, comprensión, estímulo y hasta un consejo apacible y tranquilizados.

José Rafael Sosa no incursiona en los asuntos políticos partidarios, no hace gestiones en esas lides, pero sí está presente para trabajar los temas de la cultura, del arte, del teatro, de la música. Una vez promovió una agenda anual con contenido no sexista. Otra vez promovió las bicicletas como medio de transporte saludable, en una ciudad que no está diseñada para los que gustan los pedales. Ha sido un gran promotor de los premios periodísticos, pero jamás para él, que bien los merece.

José Rafael Sosa es una persona transparente. Ha sido afectado por un cáncer, y se ha ocupado de divulgar la información y describir su estado de salud, la aplicación de quimioterapias, y escribe con frecuencia sobre esos procedimientos en su blog personal, para ayudar a otros, que como él, padecen de lo mismo.

Recientemente, por todas las descripciones que ha ofrecido, alguien desaprensivo, anunció su fallecimiento, como si se tratara de una cuestión banal y cotidiana, que tal vez él ni siquiera daría importancia. José es como es y tomó como un chiste su anunciada muerte, aunque él sigue interno y asume con valentía su estado de salud. Escribió lo siguiente:

Parecería un contrasentido que deba escribir que a esta hora, 11 de la mañana del domingo 24 de abril de 2024, que estoy vivo, que no he fallecido como indican versiones irresponsables circulando en redes sociales.

Mi condición de salud, cáncer lingual en base derecha, se encuentra en el curso de un tratamiento exitoso, que ya pasó por 35 sesiones de radioterapia en Savia Care (Plaza de la Salud) y he pasado por siete sesiones de quimioterapia, a cargo y cuidado de mi oncóloga, la doctora Nancy Alan. Me faltan dos sesiones de quimio que serán aplicadas en las próximas semanas.

No he fallecido, que yo sepa.

Me encuentro vivo, tranquilo, con una buena actitud incluso feliz porque esta circunstancia me ha permitido constatar cuanto soy amado y querido por mi familia, mis hijos, por las personas que me aprecian, por las cooperativas que me han apoyado, amigos que se han acercado a ponerse a las disposiciones para todo cuando pueda necesitar y a mi seguro SENASA,

Escribo esta nota para que estén alertas ante esas versiones y sepan que son falsas.

A José Rafael Sosa lo queremos, lo apreciamos, agradecemos todas sus colaboraciones con Acento, y lo tenemos como un referente del periodismo, como un profesional de altísima valía y calidez, y como un ser humano meritorio, que debe ser ponderado por los organizadores del Premio Nacional de Periodismo, el Ministerio de Educación y el Colegio Dominicano de Periodistas, para que este año, en abril próximo, se le otorgue ese premio a él, que lo merece como el que más. También le deseamos la recuperación de su actual condición de salud.