Gustavo Olivo Peña es un periodista discreto, tanto, que tardó 40 años para dar a conocer algunos de sus cuentos. Lo hizo este año con la publicación de su libro Un hombre discreto y otras historias, que muy discretamente presentó a los premios anuales de literatura, que auspicia el Ministerio de Cultura. El libro acaba de ser seleccionado como el ganador, por decisión unánime del jurado, del premio anual de Cuentos que lleva el nombre del pensador José Ramón López.

A contrapelo de nuestro compañero Gustavo Olivo Peña, que se expresará contrario a la publicación de este editorial, tenemos que dejar constancia de nuestro estímulo a Gustavo, por el reconocimiento recibido. Este espaldarazo literario tiene que empujarlo a dar a conocer los muchos cuentos que ha ido escribiendo y guardando, en su larga carrera como periodista, para abandonar definitivamente la reserva de dar a conocer sus textos, que siempre han sido escritos con el estilo y la rigurosidad del escritor experimentado que ya es. No es el primero, entre los escritores conocidos, que decide dar a conocer su obra después de los 60 años. Además de los otros géneros en los que también -de forma muy discreta- ha incursionado y que mantiene bajo llave, con un celo que deberá abandonar, ahora por el interés que genera o pueda generar la legión de lectores que reclame su obra.

Gustavo Olivo Peña es un escritor maduro, que nunca termina sus historias, porque las revisa, las rehace, las mueve y retuerce, tanto como le sea posible, tanto, que aún publicados los cuentos se inventa argumentos para volver sobre sus obras.

Los miembros del jurado del Premio Anual de Cuentos José Ramón López dejaron constancia del criterio por el que su decisión fue unánime:

El libro Un hombre discreto contiene 11 relatos que describen en continuos limitados y enmarcados en la cotidianidad las incidencias que dictan, marcan y violentan los tiempos, los ritmos y los espacios de dominio social. Viñetas urbanas que conforman un cuerpo bien orquestado, algunas de las cuales demuestran maestría en el género policial.

Congratulamos también a los ganadores de los premios anuales de literatura, en particular a los señores

Rafael García Bidó por su libro de poesía “Cuadernos de todos los días”.

Edwin Disla por su novela “Los que comulgaron con el corazón limpio”.

Radhamés Polanco por su obra de teatro “Mitotes del Extraviado, del Desasitiado y de la Prieta Clara”.

José Alcántara Almánzar por su texto de ensayos “Manuel Rueda, único”.

Yuan Fuei Liao por su libro de literatura infantil y juvenil  “Cuentos con estornudos y arcoiris”.

Sin pretensiones, tenemos que decir que la gran novedad de estos premios la representa Gustavo Olivo Peña, un completo desconocido en el arte de escribir cuento, quien acaba de publicar su primer libro con el que impacta, en un género de amplio dominio de los escritores experimentados de la literatura dominicana. En la práctica todos los premiados, con excepción de Gustavo, tienen una obra hecha en sus respectivos campos.

Una nota de interés es que Gustavo, en su obra, además de cuentista, mantiene la condición de periodista, lo que reafirma la vieja tradición de que los periodistas son también escritores, que se entrenan en el oficio con que el que se ganan la vida, para lanzarse al gran objetivo de plasmar historias para transformar el mundo. 

Un premio bien merecido, querido hermano y compañero de afanes.