Venezuela es uno de los países que este año, en el mes de julio, tendrá un proceso electoral para escoger un nuevo responsable del Poder Ejecutivo, que desde el 2013 lo ejerce el sindicalista y dirigente del Partido Socialista Unido de Venezuela, Nicolás Maduro.

Con doce años en ejercicio, luego del fallecimiento de Hugo Chávez, Nicolás Maduro se ha impuesto fraudulentamente en todos los procesos electorales que ha realizado Venezuela, manipulando el organismo electoral, colocando trampas y obstáculos a los opositores y aplicando mecanismos represivos, de persecución y apresamiento de sus adversarios.

Incluso, cuando la oposición ganó de manera contundente la mayoría parlamentaria, Maduro se inventó una "constituyente" e improvisó un parlamento paralelo, desconociendo así al legítimo órgano de contrapeso que debe operar en todo sistema que respete la voluntad de su pueblo expresada en las elecciones.

En Venezuela no hay democracia. Nicolás Maduro es un dictador que se ha apropiado de los mecanismos democráticos para imponer un régimen personalista, amparado en lo que ellos denominan “nuevo socialismo”, que no puede ser más repudiable de lo que ya es, porque los venezolanos de todos los sectores han demostrado insistentemente que rechazan el régimen autoritario y megalómano que ha impuesto Nicolás Maduro.

Con mecanismos represivos y de arbitraria persecución y negación de las libertades democráticas, el régimen obstaculizó la candidatura de la profesora e ingeniera industrial María Corina Machado, del Partido Verde, y luego María Corina anunció su apoyo a la inscripción de la activista Corina Yuris, quien también ha tenido todos los obstáculos para inscribir su candidatura. La última excusa que le dieron parta no inscribirla era un fallo informático, cuando concluían las horas establecidas para la inscripción.

Parece un calco del desgobierno de Nicaragua, que encabezan Daniel Ortega y Rosario Murillo. Se trata de simular unas elecciones, pero primero se impiden cualquier participación de los verdaderos opositores, sobre todo si tienen posibilidad de ganar.

Como ha realizado en anteriores procesos, Maduro quiere acudir solo a las elecciones, sin candidatos opositores, para que el ciudadano no pueda escoger entre dos o más aspirantes, sino para que escoja entre el oficialismo y el voto en blanco o la abstención. Y la veces que ha ido su ilegítima elección ha sido confirmada.

Por más advertencias, consejos y críticas que le hagan gobiernos aliados, como los de los gobernantes Gustavo Petro, de Colombia, y Luiz Inácio Lula da Silva, de Brasil, Maduro hará cuanto sea necesario para mantenerse en su régimen dictatorial, corrupto, represivo y que se burla de las ansias de libertad de los venezolanos. Incluso, el aliado original del chavismo, el Partido Comunista de Venezuela, libre de toda sospecha de "estar al servicio del imperialismo estadounidense", se ha distanciado de Maduro, y también ha sido víctima de la represión.

Con las Fuerzas Armadas bajo su control, con mecanismos pecaminosos y corruptos, no hay forma de hacer oposición ni organizar participación política. Y esa es la razón por la que más de 7 millones de venezolanos han tenido que irse de su país en los últimos 13 años.

Una vergüenza que una revolución emancipadora, como la propuesta por Hugo Chávez, concluya engullendo la libertad y la prosperidad del pueblo de Venezuela.