El mes pasado, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) lanzó su Informe sobre las Migraciones en el Mundo 2024. Este informe, que resume las tendencias y desafíos vinculados a los desplazamientos globales, destaca un dato revelador: el incremento del 650% en las remesas internacionales de 2000 a 2022.

En República Dominicana, la tendencia es similar. Según cifras del Banco Central (BCRD), en lo que va este este año, desde enero hasta abril, las remesas recibidas alcanzaron la cifra de US$ 3,495.2 millones, aumentando 6,2% en comparación con el mismo período del año anterior.

Los hilos económicos de la sociedad dominicana trascienden sus fronteras y se conectan con una población dominicana en el exterior dinámica. De cada cinco dominicanos que existen, cuatro viven en República Dominicana y uno (1) vive en el exterior (2.846.716 personas dominicanas, data del INDEX-MIREX) cuyo capital humano y económico contribuye a impulsar el desarrollo nacional.

Está claro que las remesas financieras desempeñan un papel clave en la reducción de la pobreza en el país y en la mejora de la calidad de vida de las familias receptoras. Tres aspectos llaman la atención: el primero es que en tan solo enero estas remesas se recibieron mediante 2,698,489 transferencias (el 2023 fueron más de 34.4 millones de giros, fuente BCRD), en un país de cerca de 2.5 millones de hogares. Es muy probable que más de la mitad de los hogares del país reciban remesas para cubrir gastos familiares cotidianos. El segundo aspecto, es que las remesas representan un monto clave de dólares que ingresan al país complementando el turismo y las exportaciones. Ese alto volumen dólares aportan a la estabilidad económica y cambiaria del precio del dólar frente al peso dominicano. El tercer aspecto a mencionar es que las remesas representan un significativo 11% del Producto Interno Bruto, superando los ingresos por turismo.

¿Cómo lograr que las remesas enviadas por la diáspora dominicana sean un verdadero valor agregado al desarrollo nacional  a través de la inclusión productiva?

La población dominicana en el exterior, al igual que la mayoría de migrantes del mundo, tiene ingresos de su trabajo y los divide en gastos de sostenimiento en el país donde vive, el ahorro y las remesas. Con la misma tendencia global, el Banco Central de República Dominicana señala que el 94.3% de estas remesas se destinan a gastos del hogar y el otro 5.7% a pagos de deuda.

Reducir el costo de envío de remesas es un paso necesario. Actualmente, el costo promedio de envío de remesas es del 6.79%, muy por encima de la meta global que tenemos la Agenda 2030 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible ODS, que es reducir ese costo a un 3%.  Esa reducción se vería reflejada en la República Dominicana en $100 millones de dólares por cada 1% que se bajen los costos de envío. Alcanzar en República Dominicana la meta ODS plantea disminuir 3.79%, es decir unos $379 millones de dólares anuales de ahorro y/o inversión que actualmente se quedan en la intermediación financiera.

Es fundamental, además de reducir los costos de envío de remesas, crear instrumentos financieros que estimulen y que canalicen el potencial de ahorro de la población dominicana en el exterior hacia la inclusión productiva y el fomento de la inversión en prioridades del desarrollo nacional.

Promover mecanismos financieros para que los activos de los dominicanos en el exterior puedan servir de garantía de crédito para invertir en la República Dominicana en vivienda, negocios e incluso en fondos de inversión que promuevan sectores productivos y de servicios.

Cada 16 de junio, cuando se conmemora el Día Internacional de las Remesas Familiares, debemos evaluar críticamente el progreso hacia nuestros objetivos de remesas para 2030: reducción de costos, mayor transparencia y garantizar el acceso equitativo de los migrantes a la educación financiera y su aporte en capital humano y económico.

Al promover la inclusión económica y garantizar que los recursos enviados por los migrantes se utilicen de manera más eficiente y estratégica, no solo se fortalecerá la economía nacional, sino que también se mejorará la calidad de vida de millones de familias dominicanas. En este camino, nuestro compromiso desde OIM, como organismo de cooperación técnico de las Naciones Unidas a los gobiernos, es seguir apoyando para alcanzar los objetivos propuestos y asegurar un futuro próspero y sostenible para todas y todos.