El Gagá se discute hoy como si se tratara de algo completamente extraño a la cultura e identidad de los dominicanos. Sin embargo, hay datos que hablan de la existencia de gagá dominicano y gagá haitiano. O de variantes de la fiesta del Gagá, que nace en África y que se traslada a la isla como parte del proceso de sincretismo cultural que introdujo la esclavitud en la isla y que potenció la Industria azucarera con la importación de mano de obra barata.
El Gagá se mantiene vivo especialmente en las zonas de bateyes y de grandes porciones de terreno dedicados a la industria azucarera, ya sea por la presencia de comunidades haitianas, traídas para ser explotadas por los industriales de la caña y del propio Estado dominicano.
Dagoberto Tejeda Ortiz, sociólogo y folclorista dominicano, escribió el libro Identidad y magia: bailes folclóricos de la República Dominicana, publicado por Vicini en 2012, en donde incluye el Gagá como una expresión cultural rica, mágica, sin vínculos con la región, sino como una bienvenida a la primavera y a la productividad de las cosechas, que forma parte de nuestra identidad como dominicanos.
En la parte final de la descripción del gagá, en este libro, se incluye una frase de la antropóloga June C. Rosenberg, quien expresó lo siguiente: “Ojalá que las artes que se combinan con el Gagá, continúen y lleguen a ser apreciadas como parte del folklore dominicano”.
Lo que expresa Dagoberto Tejeda Ortiz en este libro es un reconocimiento de que los investigadores dominicanos han realizado escasos estudios sobre este baile, y en consecuencia recurre a lo que los haitianos han investigado y publicado sobre el Gagá, que muchos vinculan con el vudú. El término Gagá sería una variante dominicana de Rará, un apalabra yoruba que significa “ruidosamente”. Otros afirman que hay una tribu africana que lleva el nombre de Gagá.
Los propietarios de esclavos y dueños de plantaciones serían los que autorizaban y permitían el Gagá como diversión y como celebraciones de las grandes cosechas.
Se baila con unos precarios instrumentos: Bambú, palitos, tambores y letras “indecentes”. La celebración no tiene nada que ver con ninguna celebración religiosa, sino con la llegada de la primavera. La fiesta marca la alegría de los campesinos, y se inicia el Miércoles de Cenizas, después del carnaval tradicional, y concluye el lunes de Pascua.
De acuerdo con Dagoberto Tejeda Ortiz en nuestro país el Rará se conoce como Gagá, y la procedencia es de Haití, traído por los trabajadores de la industria azucarera. Da cuenta de que en los años 40 del pasado siglo se bailaba el Gaga Baká, cuyos protectores eran los dioses rada, donde sólo había un mayor, el cual no bailaba con los palitos, tampoco había bambúes como instrumentos musicales. Posteriormente el baile se fue acelerando, y resultaba cada vez más “indecente” a los ojos de los críticos. El baile se quedó para ser gozado dentro de los bateyes, y no salían a las ciudades, pese a que había quienes definían el Gagá como un baile urbano.
Fradique Lizardo habló de la existencia de versiones dominicanas del baile de Gagá.
Bernardo Vega, siendo director del Museo del Hombre Dominicano, en 1974, publicó un Calendario Folclórico Dominicano, que tuvo como portada una fotografía de un baile de Gagá.
Carlos Andújar Persinal ha dicho que el Gagá es un culto socio-religioso ligado al Voudu y que se practica en las comunidades con personas de origen haitiano.
El Gagá es un culto que se convirtió el dominico-haitiano, no solamente porque una parte de quienes lo practican son dominicanos, sino porque el batey es una comunidad integrada por pobladores de ambos países. El dominicano que participa adquiere los mismos compromisos sagrados que el haitiano. Dice Dagoberto Tejeda Ortiz: “La creatividad del dominicano lo ha transformado y nacionalizado, confirmando una modalidad con identidad criolla”.
Los protagonistas del batey son actores anónimos, que se transforman y adquieren relevancia y personalidad en el Gagá, se transforman, muestran sus cualidades artísticas y danzaría, y de hecho convierten en Gagá en una especie de carnaval.
El Gagá es el ritmo musical más electrizante y contagioso de todos los ritmos folclóricos dominicanos. Además del bambú y de los palitos, se utilizan pitos, cornetas y látigos, y todo transcurre en un recorrido encabezado por el dueño del Gagá. El Gagá de Boca Chica y el de San Luis han introducido instrumentos de viento, lo que los convierte en orquestas musicales.
El Gagá es un espectáculo de la fantasía, de los sobrenatural y de la creatividad humana. Nos enriquece y no hay razones, de ninguna índole, que puedan ser válidas para echarlo a un lado.