El gobierno está llegando a su segundo año de ejercicio, ningún jefe de Estado en la República Dominicana ha enfrentado tantos y tan diversos problemas como le ha tocado a Luis Abinader: pandemia, caída del turismo, crisis económica, inflación mundial y local, casos de corrupción de antiguos funcionarios y actuales, inconformidad en parte de su partido, falta de coordinación en su equipo de gobierno y la crisis de nuestros vecinos haitianos que cada día que pasa se agrava más.
Tenemos que reconocer que, pese a ese cúmulo de cosas negativas, las autoridades han manejado varias de ellas con destreza y rapidez, destacándose el proceso de vacunación contra la COVID y la recuperación del turismo, por las cuales el país ha recibido más de un reconocimiento internacional.
En cuanto a los casos de corrupción, es evidente la independencia y libertad para actuar que tienen la Procuraduría y el Ministerio Público, a quienes se les critica que no muestren la misma diligencia para accionar contra los casos de corrupción de representantes del presente gobierno. Existen muchos comentarios acerca del cobro de comisiones y otras travesuras en algunas áreas de la Administración Pública que merecen la pena ponerle atención.
El presidente introdujo algunos cambios en su equipo de gobierno, que entendemos eran necesarios, la opinión pública espera otros que podrían mejorar la eficiencia y la imagen de quienes dirigen la cosa pública.
En relación a la inflación, esta se ha venido agravando por la prolongación del conflicto Rusia-Ucrania, que continúa dislocando los mercados de combustible, alimentos y fertilizantes y la continuidad de la ruptura en la cadena de suministros que está afectando al mundo entero.
Nuestras autoridades económicas han tomado las medidas correctas para tratar de controlar este fenómeno, encareciendo el dinero y restringiendo el medio circulante; evidentemente que esto repercutirá en el sector productivo provocando un menor crecimiento económico. Concomitantemente se han subsidiado algunos productos con la finalidad de mantener los precios de la canasta familiar a niveles asequibles, lo cual se ha logrado parcialmente.
El partido de gobierno enfrenta la inconformidad de un grupo de militantes de diferentes niveles, que expresan públicamente sus críticas a muchas acciones llevadas a cabo por las autoridades, la mayoría de ellas motivadas por no estar disfrutando de "las mieles del poder", esta situación podría agravarse en la medida que el 2024 se acerque, provocando ruidos incómodos para el gobierno.
La falta de coordinación entre diversas áreas de la administración, algunas dentro del mismo sector, han sido frecuentes dejando ver una comunicación deficiente, o un enfrentamiento entre funcionarios que en nada contribuyen a facilitar la labor de gobernar.
El presidente introdujo algunos cambios en su equipo de gobierno, que entendemos eran necesarios, la opinión pública espera otros que podrían mejorar la eficiencia y la imagen de quienes dirigen la cosa pública.
Seguimos creyendo que el primer mandatario tiene un exceso de exposición pública y un involucramiento en los pequeños detalles del gobierno que no son convenientes, así como unas jornadas de trabajo demasiado largas e intensas que no son buenas para su salud.
Esperamos que ese monstruo devorador de dinero, que cambia las buenas intenciones de los gobernantes, llamada reelección, no afecte al Lic. Luis Abinader para que continúe por el buen camino que ha emprendido.