El país debe tomar un descanso en materia de partidos políticos y procesos electorales.
Obvio y necesario que los partidos realicen sus procesos internos de análisis de los resultados de las elecciones municipales, congresuales y presidenciales. Es una tarea que les permitirá identificar aciertos y errores, y prepararse para nuevas batallas políticas.
También es necesario que los líderes políticos evalúen posibles posiciones frente a las propuestas que haga el nuevo gobierno del presidente Luis Abinader, quien ya ha dicho que quiere lograr consensos sobre los proyectos de reformas que su partido y él han presentado desde el 2021 al país y que se encuentran en manos del Consejo Económico y Social (CES).
Pero una cosa es la posición política de los partidos y sus líderes, y otra es que desde ahora partidos y líderes políticos se lancen en una campaña electoral a destiempo con miras a las elecciones municipales, congresuales y presidenciales del 2028. Como ya hemos advertido, hay varios aspirantes presidenciales que se encuentran en plan de salida a realizar campaña electoral, hacer alianzas y amarres y a proyectar figuras que queden en la conciencia del electorado para el proceso electoral en 2028.
Sería una precipitación y una aventura. La Ley Electoral establece un tiempo para las actividades de promoción interna en los partidos y posteriormente para la campaña electoral a posiciones electivas.
El presidente Luis Abinader ya se reunió con varios aspirantes o potenciales aspirantes de su Partido Revolucionario Moderno. Ya él no será candidato a nada, al concluir su mandato en el 2028, pero corresponde al primer mandatario una gestión eficiente, que enfrente muchos de los grandes problemas del país, en especial en materia económica, de empleos, reformas del Estado, seguridad ciudadana y atención a los problemas sociales y de servicios públicos. Además, el país está obligado a tomar decisiones de protección frente a los efectos que ya se viven sobre el cambio climático.
Cualquiera de los dirigente del PRM que pretenda aspirar en nombre del ese partido tiene que acogerse a las decisiones que trace el presidente de la República, quien estaría siendo el primero en rechazar una campaña a destiempo en el oficialismo, y que estaría rechazando el uso de los recursos públicos en promoción particular de cualquier candidato que ostente funciones por designaciones del presidente. Una cosa es incompatible con la otra: Quien aspire y desee desde ya lanzarse a una aventura promocional tiene que hacerlo con sus propios recursos y ateniéndose a las consecuencias de una precampaña adelantada y riesgosa.
La oposición tiene que reflexionar y buscar la manera de tener éxito en su recuperación. Hay dos partidos políticos opositores que han ganado un espacio pequeño en este proceso: Fuerza del Pueblo, que ahora encabeza la oposición, y Partido de la Liberación Dominicana, que está en la necesidad de renovar liderazgo, fortalecer su unidad, o ampliar las bases de sustento político que antes tuvo y que ahora ha perdido en gran proporción.
Los principales partidos políticos del país (PRM, FP, PLD) están llamados a tomar decisiones inteligentes, que retengan la unidad de sus miembros, que fortalezcan su gestión en el gobierno y en la oposición, y que el pueblo perciba que cuenta con un liderazgo político nacional que pone, en situaciones especiales, los intereses del país por encima de los intereses políticos.