En las últimas horas se ha deteriorado profundamente la seguridad en Haití, y especialmente en su capital, Puerto Príncipe.

Esto ocurre en el momento en que el primer ministro de Haití, Ariel Henry, acompañado de algunos ministros, debió acudir a Kenia, país que encabezará una coalición de naciones, patrocinada por las Naciones Unidas, para colocar en Haití una misión de seguridad que haga frente a las bandas y grupos delincuenciales que se han apoderado de una parte del territorio de Haití.

Se espera que Henry llegue este martes a Puerto Príncipe. Pero se teme que el Aeropuerto Internacional de la capital haitiana pudiera ya estar ocupado por las fuerzas de las bandas que se han apoderado de una parte del país. Si esto ocurriera, Henry no podría retener el poder ni seguiría gestionando la presencia internacional de fuerzas militares autorizadas por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.

Este domingo, las bandas emprendieron una acción violenta y además de atacar a varios destacamentos de la Policía Nacional de Haití, la emprendieron contra la cárcel principal del país, y pusieron en libertad a casi todos los prisioneros, más de 4 mil, quedando en el recinto carcelario apenas unas cuentas personas, entre ellos los colombianos acusados del magnicidio del presidente Jovenel Moise, aprovechan para alegar que son inocentes de las imputaciones que se les hacen.

Los cuerpos de 4 personas en Delmas, presumiblemente presos liberados por las bandas que azotan Haití, y eliminados por agentes policiales.

En esta puesta en libertad de miles de delincuentes y personas en conflictos con la ley, murieron varios ciudadanos. Sin embargo, fue notoria la falta de resistencia de los agentes policiales que custodiaban el recinto carcelario. Lo entregaron sin oposición.

El líder visible de estas acciones luce ser Jimmy Cherizier (alias Barbecue), pero detrás de él se sabe que hay políticos, empresarios y enemigos del proceso democrático que debería emprender Haití.

Las consignas que lanzan estos grupos se pueden resumir en cuatro demandas, que coinciden con las de los grupos políticos que han resistido al gobierno del ineficiente Ariel Henry:

  1. La renuncia de Ariel Henry y organización de elecciones en un tiempo máximo 90 días.
  2. Formación de un gobierno de coalición, que sustituya a Henry.
  3. Amnistía para los miembros de las bandas que han tomado el país, y que se les forme y entrenen para ser fuerzas de seguridad en una nueva circunstancia gubernamental.
  4. Y que no haya intervención de fuerzas extranjeras hasta luego de las elecciones en las que los haitianos escojan el nuevo gobierno.

Estas demandas podrían ser una mascarada para engañar a las fuerzas que se organizan para intervenir en Haití, con el apoyo de la comunidad internacional, y en particular con el gran reclamo que ha hecho la República Dominicana, como vecino más cercano de Haití.

En las últimas horas el sistema financiero de Haití ha sido estremecido por acontecimientos que reducen seriamente su seguridad y el transporte de valores. Ha sido una de las pocas reservas que han resistido la crisis de gobernabilidad en Haití, y que ha mantenido posible el sistema de pagos. Si esta crisis pone en riesgo la operación del sistema financiero la situación podría ser mucho más grave de lo que luce hasta el momento.

Ariel Henry, además de estar asediado por las bandas, cuenta con un gobierno muy débil y con asesores y funcionarios de poca confianza. 

En su viaje a Kenia fue acompañado por varias personas, incluyendo al jefe de la seguridad de Haití, quien pese a tener la responsabilidad de firmar los acuerdos con Kenia, no llegó a ese país, y se quedó en Francia, supuestamente para asistir a una feria del café de montaña. Henry tuvo que firmar los acuerdos y realizar todos los protocolos que correspondían al ministro que le acompañaría.

República Dominicana, por vía del gobierno, deberá tomar acciones urgentes para proteger al personal diplomático que aún permanece en Haití, y al mismo tiempo exhortar a los ciudadanos dominicanos que allí se encuentren que salgan del territorio haitiano, por las confusas y delicadas circunstancias de seguridad en que se encuentra Haití en este momento.

Confiamos en que Haití y los haitianos encuentren un camino de paz y de reestructuración de su democracia política, único camino para el desarrollo, el bienestar y la seguridad de su pueblo.