Tan pronto concluyó el proceso electoral el presidente de la República, Luis Abinader, invitó a los candidatos opositores a conversar sobre sus propuestas de reforma para favorecer a los más necesitados de la sociedad dominicana.
Los dos principales candidatos opositores, Leonel Fernández y Abel Martínez, reconocieron el triunfo del gobernante y así se lo hicieron saber la misma noche del 19 de mayo, mediante llamadas por separado.
Si embargo, respecto al llamado a diálogo las cosas han sido distintas.
Luego de rechazar el diálogo con el presidente, el principal partido opositor, Fuerza del Pueblo, ha dicho que no apoyará ninguna reforma fiscal, y que si se propone hacer una reforma constitucional tomará las calles para encabezar las protestas en contra de ese proyecto. El doctor Leonel Fernández dijo, en tono de denuncia, que el presidente Abinader compró el triunfo electoral.
El segundo opositor, el Partido de la Liberación Dominicana, se negó a una reunión del presidente de la República con su pasado candidato presidencial en su sede de la avenida Independencia. Se produjo la reunión, pero en la residencia en Santo Domingo, del licenciado Abel Martínez Durán.
Los partidos opositores están en reflexión sobre el proceso electoral, y en los procesos internos de renovación de sus estructuras. No tienen que echar a un lado los desafíos que se les han lanzado desde el gobierno y el partido ganador de las elecciones.
Esos partidos opositores tienen especialistas, abogados, economistas, para integrar comisiones que elaboren propuestas, que lancen resultados de sus análisis sobre cómo podrían hacerse las reformas. En política tomar iniciativas y lanzarlas no es malo, es una forma de tomar la delantera y demostrar efectividad o deseos de poner sobre la mesa propuestas que les sean atribuibles a su empeño para mejorar la institucionalidad y reducir las injusticias y la pobreza.
El presidente Abinader y el PRM no son los únicos con propuestas y con ideas sobre los cambios institucionales.
Los partidos políticos, sorpresivamente, se han quedado detrás de los grupos empresariales y las universidades, que han lanzado ya sus recomendaciones de cómo debía abordarse la cuestión fiscal. Decir que se rechaza la reforma fiscal, sin conocerla, es una irresponsabilidad del que lo haga. Lo primero es conocer la propuesta del gobierno, y lo segundo es asumir la responsabilidad que le toca como fuerza opositora que recibió el respaldo de una parte de los votantes. Esos votantes que les favorecieron merecen un respeto y una respuesta de actuación de los líderes opositores.
Es paradójico que los grupos empresariales tengan más interés y posibilidad de elaborar propuestas y ponerlas en conocimiento del país, que los dos principales partidos opositores. De igual manera, las universidades y economistas independientes, han avanzado puntos de vista y propuestas sobre lo que debe contener el proyecto de reforma fiscal que el Poder Ejecutivo enviará al Congreso Nacional.
No es de política sabia que los principales opositores no aprovechen el escenario para dar a conocer el tipo de reforma fiscal que consideran conveniente para el pueblo dominicano. Una oposición proactiva podría ganarse el apoyo de la ciudadanía.