El presidente de Colombia, Gustavo Petro, pasa por una mala racha con la devaluación del peso colombiano.
Ahora en visita oficial a los Estados Unidos, donde se acaba de reunir con el presidente Joe Biden, el gobernante colombiano tiene serios problemas con su gabinete que, entre otras cosas, se expresa con la renuncia de varios funcionarios y con la ruptura del bloque de partidos con el cual había pactado para gobernar con cierta tranquilidad.
Pero, más que cualquier problema de gobernabilidad; más que las tortuosas negociaciones con lo que queda de la guerrilla, más que su interés por restablecer la normalidad en las relaciones con Venezuela; al gobierno de Gustavo Petro se le está derrumbando la estabilidad monetaria, y ese es solo uno de los problemas que en estos momentos enfrenta su gobierno.
Un reciente reporte decía que la llamada Tasa Representativa del Mercado (tasa de referencia) nuevamente está por encima de los 4.800 pesos por un dólar, o sea $300 pesos más de lo que se negociaba en enero. De hecho, al cierre del 28 de febrero, el peso colombiano cerró con una pérdida del 2,03%, quiere decir, si se contabiliza todo lo del mes la depreciación fue del 4,1%, según detalla la agencia británica Reuters.
En el caso de Argentina, mientras la tasa de cambio oficial cerró ayer a 217.99 pesos por un dólar, en el mercado no oficial hubo tasa récord: El dólar libre cotiza a $431 para la venta, 9 pesos menos que el pico del día, también máximo histórico para la cotización. En enero de este año la cotización del peso argentino en el mercado libre respecto al dólar era de 206 pesos por un dólar. Hoy se cotiza a 431 pesos por un dólar.
Brasil, gobernado de nuevo por por Luiz Ignácio Lula da Silva, mantiene la estabilidad del mercado de divisas sin inconvenientes. El gobierno de la coalición que lidera el Partido de los Trabajadores goza de una gobernabilidad firme, y está dando pasos para gestionar con la República Popular China y los países del grupo BRICS un cambio en la moneda de referencia existente en las operaciones internacionales, el dólar de EE.UU., por otras monedas duras que también permiten protección y seguridad a los países.
El BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) está gestionando ese cambio, y Lula visitó la pasada semana la República Popular China en donde hizo proclamas como la siguiente:
“Necesitamos tener una moneda que ponga a los países en una situación un poco más tranquila porque hoy, un país necesita correr detrás del dólar para exportar cuando podría exportar en su propia moneda y los bancos centrales ciertamente podrían cuidar eso”.
China y Rusia estimulan esta posibilidad, mientras la India, otro gigante que exhibe un crecimiento económico sostenido en los últimos lustros, está convirtiéndose en el país mas poblado del mundo, al pasarle a China mínimamente: la población de la India a mediados de año alcanzará los 1.428 millones, en comparación con los 1.425 millones de China; son 2,9 millones de habitantes más, según el “Informe sobre el estado de la población mundial” del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) para 2023.
El escenario económico, respecto a las monedas, luce interesante para fines de análisis: el dólar (US$) se fortalece en países de la región, como Colombia y Argentina, mientras que en Brasil, México (también en la República Dominicana) la moneda local mantiene estabilidad y la divisa estadounidense luce estable o está en baja en los mercados cambiarios. En el caso de República Dominicana esto ocurre pese a que una gran parte de los ahorros en entidades financieras locales se hacen dólares, y las reservas de divisas del Banco Central son en dólares.
Y todavía el dólar es, sin duda, la divisa fundamental en la economía dominicana. Por ejemplo, el Banco Central informa y resalta como hecho positivo que en los primeros tres meses del año el monto de las remesas alcanzó la extraordinaria suma de 2,500 millones de dólares.
Datos que estimulan la economía y ayudan en la inversión extranjera, factores importantes que siempre tendrán relevancia cuando se hagan las cuentas totales a final de año. Se podrá decir que son los resultados de contar con una democracia estable, bien conducida, con equilibrio y prudencia, y unos controles gubernamentales eficientes, aparte de una gobernación del Banco Central con credibilidad y solvencia.
De todas maneras, convendría que las autoridades financieras de la República Dominicana elaboren una estrategia frente a lo que se observa en el mundo respecto a la pérdida de terreno de la divisa estadounidense como principal moneda dura para el intercambio comercial. La historia enseña que el reinado de una moneda no permanece para siempre. Un plan de contingencia no vendría mal.