Nuestra hermana mayor antillana Cuba tiene un territorio de 109 mil 994 kilómetros cuadrados, y solo tiene quince provincias y el municipio especial de su capital, La Habana.

México cuenta con un territorio de 1 millón 964 mil 375 kilómetros cuadrados, y solo tiene 31 estados y su capital, Ciudad de México.

Venezuela tiene un territorio de 916 mil 445 kilómetros cuadrados, y solo  23 estados y un Distrito Capital, cuya ciudad principal es la capital del país, Caracas.

Colombia, país que cuenta con un territorio de  1 millón 141 mil 748 kilómetros cuadrados, solo tiene 32 departamentos y un Distrito Capital, en el cual se encuentra la ciudad de Bogotá, la capital colombiana.

Los ejemplos de estos países hermanos, todos con territorios que superan por mucho el territorio dominicano, de apenas 48 mil 442 kilómetros cuadrados, sirven para que mostrar lo absurdo del proyecto aprobado en la Cámara de Diputados de la República Dominicana para dividir de nuevo el Gran Santo Domingo y crear una nueva provincia en las áreas que hoy corresponden a Santo Domingo Norte, Santo Domingo Oeste.

De hecho, ya constituye una exageración la división del territorio dominicano en 32 demarcaciones (31 provincias y el Distrito Nacional), y sería el peor de los despropósitos continuar fragmentando el país.

Ni el proponente de semejante ridiculez ni los diputados que lo aprobaron han podido mostrar una sola razón que la justifique.

Agregar una nueva provincia equivaldrá a sumar más burocracia improductiva y a crear puestos en el Congreso Nacional, un Poder Legislativo de dos cámaras y exageradamente abultado para un país pequeño.

Esperamos que el sentido común se imponga en el Senado para que rechace a unanimidad el proyecto de ley aprobado en la Cámara de Diputados.