1.- Contrario a lo dicho en los primeros informes, la concurrencia a las urnas quedó dentro del promedio de las elecciones separados de las presidenciales, que empezaron en el 1998, apenas una fracción menor que en las municipales del 2020 que, aunque en medio de la pandemia, fueron mucho más competitivas, tanto que el principal partido opositor, el PRM, ganó 103 de las 158 alcaldías, muy por encima de las 65 que obtuvo el entonces gobernante PLD.

2.- El padrón total es de 8,105,151 electores, del cual se deducen 870,000 inscritos en el exterior, que no votan en las elecciones municipales, por lo que el padrón neto para estos comicios era de 7,235,151. Los datos de la JCE indican que ejercieron el sufragio 3,775,587 ciudadanos, equivalentes al 52.18 %. La abstención fue de 47.82 %

3.- El promedio de participantes entre 6 elecciones municipales desde 1998, ha sido 52.8, por lo que el 52.2 de este domingo es apenas 0.6 menor; pero hay que tomar en cuenta que hasta el 2010, las elecciones municipales eran simultáneas  por las congresuales, que despertaban más entusiasmo y sumaban participantes; en el 2010 fue la más alta votación, 57.2%, en la última ocasión en que fueron conjuntas.

4.- No es válido subestimar la participación electoral de los dominicanos, que sigue por encima del promedio mundial, en países donde no es obligatorio el sufragio, que en elecciones municipales y locales se queda por debajo del 50%. La abstención real es aun más baja, porque hay cientos de miles de ciudadanos dominicanos que emigraron y mantienen sus cédulas por lo que siguen empadronados en RD; no son abstencionistas, sino ausentistas. A ese factor se puede atribuir, en parte, que en los mayores núcleos urbanos en todas las elecciones se registra más abstención, pues de ellos parte la mayoría de los emigrantes.

5.- Hemos andado tan erráticos en el cálculo de la participación y la abstención del domingo 18 que hasta un cuadro publicado por la JCE resultó equivocado, pues situó la participación sólo en 43.9, porque la calculó sobre el padrón total, sin excluirle los 870 mil que la misma información indica que están empadronados en el exterior y no pueden votar en las municipales.

6.- El domingo se registró una barrida sin precedente en elecciones competitivas y sin mayores abusos del poder, como era costumbre. Esta vez los ministros y altos funcionarios no fueron responsables de la campaña en cada provincia, con todos los recursos del poder, ni designaron decenas de miles de activistas como empleados temporeros del Estado, como hacía el PLD.

7.- Con el 49% de los votos, (59% sumando 22 partidos aliados), el PRM ganó 122 alcaldías, el 77% de las 158, en 29 de las 32 provincias, incluyendo el DN, y 19 de los 20 municipios más poblados. También ganó en 150 de los distritos municipales. La barrida ha sido total en el mayor núcleo urbano y decisorio del país, el DN y el Gran Santo Domingo. En el 2016, involucrando todo el poder del Estado, el PLD ganó 111 municipios.

8.- Este resultado no cayó del cielo, sino que fue consecuencia de:

8.1.- El tremendo liderazgo desarrollado por el presidente Luis Abinader, cuya popularidad y aprobación supera la de su propio partido.

8.2. – Aprobación general de la gestión del Gobierno, cuya primera mitad transcurrió en condiciones excepcionalmente graves, por la pandemia y luego la guerra en Europa.

8.3.- Rechazo al tremendismo de la oposición, que ignoró los éxitos del Gobierno y las difíciles circunstancias que enfrentó.

8.4.- Es relevante que el PRM no perdió ninguno de los grandes municipios donde había triunfado en el 2020.

9.- La caída de los partidos de oposición ha sido mayúscula. El PLD con el 22% del sufragio, sólo obtuvo 15 alcaldías, con una reducción de 50, respecto a las 65 del 2020; por igual sus distritos municipales cayeron de 119 en el 2020 a 36 este domingo. La Fuerza del Pueblo quedó distante del segundo lugar con el 14.5% de la votación válida, 6 alcaldías y 36 distritos municipales.

10.- El PRD y el PRSC pasaron casi a lo insignificante, con el 2.29 y el 1.90% del sufragio. El nuevo partido Justicia Social fue la sorpresa, pues consiguió 4 alcaldías y 7 distritos municipales, mientras el PRD, el más antiguo del país, apenas 1 alcalde y 5 distritos.      

11.- Estos comicios fueron absolutamente libres, como lo han reconocido los informes nacionales e  internacionales de observación electoral. El de la misión de la OEA lo estimó como “un proceso democrático, limpio, transparente y responsable”. Aunque, su informe final consigna que persistieron dos prácticas negativas tradicionales, compra de votos y proselitismo en la jornada de votación.

12.- La JCE, sin estar regida por dirigentes políticos, como fue habitual, realizó un trabajo esmerado y acertado, con una organización rigurosa.

13.- Para los partidos de oposición, este resultado es catastrófico de cara a las elecciones presidenciales y congresuales de mayo, dejando bajo cuestionamiento la alianza Rescate RD, posiblemente con mayores tensiones, porque el PLD superó en más de 50% la votación de FP, dejando mal parado a Leonel Fernández, que en casi todas las encuestas duplica al candidato peledeísta Abel Martínez, quien también resultó lesionado por la severa derrota en el municipio del que ha sido alcalde en los últimos 4 años. El resultado del domingo implica un rechazo a la alianza PLD-FP, cuyo primer error fue auto bautizarse como Rescate RD. Lo que remitía a los gobiernos del PLD, y a su enorme corrupción que hartaron a la ciudadanía.

14.- El mayor perdedor parece haber sido el expresidente Leonel Fernández, cuyo partido quedó en tercer lugar, bastante lejos del segundo.

15.- Este resultado implica para el PRM y su Gobierno:

15.l.- Evadir la tentación de la sobreestimación y la prepotencia, y verse en el espejo de las experiencias recientes, donde el exceso de poder multiplicó la corrupción y demostró que todo puede ser efímero.

15.2.- Debe responder cada vez más a las expectativas, porque la ciudadanía ha votado ratificando su adscripción a los  cambios iniciados, que en muchos aspectos necesitan profundización.

15.3.- Debe realizar una marcha suave hacia las elecciones de mayo, ratificando su voluntad de no abusar del Estado, y de afianzar la institucionalidad democrática.