Las autoridades monetarias dominicanas han hecho lo mismo que las autoridades monetarias de casi todo el mundo para contener la inflación: Aumentar la tasa de política monetaria. En el país el alza se produjo en cuatro ocasiones, para llevarla del 3 al 6 por ciento. Otros aumentos no están descartados, porque las previsiones y proyecciones que se hicieron por reconocidos economistas han fallado con la presente crisis internacional.

La economía dominicana inició en 2022 con un fuerte crecimiento en sectores como construcción, manufactura, turismo, zonas francas. El año pasado el factor inflación indujo al gobierno a reunir a los sectores productivos y trabajadores, incluyendo el comercio, a analizar en conjunto los elementos que empujaban la inflación. Hubo sesiones de trabajo en el Palacio Nacional.

Después de la pandemia de Covid-19, la guerra de Ucrania ha sido el factor más pernicioso. El gobierno tuvo que tomar medidas para aumentar las ayudas sociales y para contener los precios de los productos básicos.

El conjunto de las ayudas han representado inversiones no presupuestadas por encima de los 20 mil millones de pesos. Sólo en combustibles, hasta mayo pasado, la inversión era sobre los 18,900 millones de pesos, más de 4 mil millones mensuales.

El gobierno estará obligado a aumentar sus ingresos o a reducir los gastos. Junio es un mes importante, porque además de mitad de año, es el mes que deberá comenzar a sentirse el efecto de la tasa de política monetaria. Habrá una reducción de actividades económicas, incluyendo inversión. Por tanto el crecimiento podría ser menor que lo proyectado, de alrededor del 5 por ciento.

De acuerdo con acreditados economistas locales, la apuesta en el 2022 debe centrarse en mantener el ritmo de crecimiento de las exportaciones (incluyendo zonas francas) aunque el peso se está apreciando lo que podría resultar no conveniente. Lograr que la inversión externa supere los US$3,000 millones, y que las remesas alcancen un nivel superior al 2019 ya que el 2021 no se va a repetir. Y que el turismo se recupere a los niveles previo a la pandemia o superior. Eso permitiría que los ingresos en divisas superen los US$33,000 millones en el 2022.

Analistas de todo el mundo presagian una recesión en los meses finales del 2022. Ya hay indicios de una contracción en el crecimiento a raíz de las alzas en los tipos de interés y las que se anunciaran en el futuro.

Aunque el “blindaje” de la economía dominicana como dice el FMI, nos coloca en una buena posición para enfrentar los desafíos internacionales, lo cierto es que todo dependerá de lo que suceda en la economía norteamericana, a la que estamos fuertemente vinculados.

Porque sin dudas, a partir del segundo semestre del año, muchas de las previsiones macroeconómicas para el 2022 no se van a cumplir ya que la guerra en Ucrania podría tener un efecto más fuerte de lo previsto.

El crecimiento se ralentizará, las tasas de interés seguirán subiendo con su consecuente impacto en el crédito al sector privado, la demanda agregada se contraerá, la inflación continuará en alza y la brecha presupuestaria por las ayudas sociales podría alcanzar mas del 1% del PIB (RD$60,000 millones).

Los choques a los que estamos expuestos están creando grandes desafíos de política fiscal y monetaria en el país. Y aunque la respuesta de las autoridades de mantener la disciplina presupuestaria mediante el control del gasto, y una firme gestión de la deuda, son definitivamente positivos, no serán suficientes para cruzar la tormenta.

El equipo económico del gobierno deberá trazar una política clara de contención de la crisis, y desde ya tener disponible medidas complementarias que aseguren la continuidad de la estabilidad macroeconómica, aún las ayudas sociales aumenten sobre el 1 por ciento del PIB. Habrá que amortiguar los efectos de las alzas en los precios y mantener la tranquilidad social y política, pese a la voracidad de ciertos opositores, que ya se ilusionan con una hecatombe social y económica.