La Alianza por la Democracia (APD) tiene razón al reflexionar sobre el devenir del gobierno, al que contribuyó a llevar al poder en las elecciones del 2020 y continuar como aliado hasta el momento.

Lo dijo Max Puig, presidente de la APD, en la Asamblea Nacional realizada el fin de semana: Es necesario profundizar el cambio de gobierno que inició en el 2020 y que prometió transformaciones más profundas en la sociedad dominicana, y aún estamos a la espera, esperanzados en que los cambios iniciados en agosto del 2020 iban a continuar con modificaciones de la estructura económica y productiva del país, con decisiones sobre las marcadas diferencias o desigualdades, y con el tema de los derechos, que son fundamentales para que el país continúe brindando apoyo al cambio que se prometió y que apenas hemos percibido parcialmente, y sólo en algunos aspectos.

Entre las afirmaciones de Max Puig se encuentran las siguientes:

(*) “El cambio de gobierno de 2020 se debe profundizar a fin de que este abarque las más diversas facetas de la vida social, desde los procesos productivos hasta las distintas manifestaciones de la vida social, económica y cultural”.

(*) “La pobreza, rural y urbana, debe ser erradicada. Nuestros hombres y mujeres y todos los que contribuyen a generar las riquezas en nuestra tierra merecen una vida digna y decorosa”.

(*) El cambio debe producir “un sistema de educación de calidad que permita superar los grandes déficits existentes y contribuya a formar una juventud crítica basada en el conocimiento, la ciencia, la ética y la solidaridad”.

(*) Sobre el debatido tema de la salud y sus reformas, Max Puig dijo que el “país necesita y merece un sistema único de salud, solidario, universal, que permita atender realmente a toda la población con calidad y sin discriminación”.

(*) Luego de los pasos iniciados en materia de transparencia y lucha contra la corrupción y la impunidad, es necesario dar nuevos pasos al frente: “Ahora se trata de ir más allá, impulsando la superación de un modelo de crecimiento económico que si bien ha posibilitado la generación de riquezas ha permitido su concentración en muy pocas manos”.

Es cierto que el presidente Luis Abinader propuso doce grandes reformas con motivo del primer año de su gobierno. Sin embargo esas reformas fueron entregadas al Consejo Económico y Social (CES), en donde los partidos políticos invitados han actuado con planificada lentitud, y han rechazado algunas de las propuestas gubernamentales.

Este gobierno tiene la autoridad y la legitimidad de encaminar muchas de esas reformas, sin la necesidad del consenso político.

Lamentablemente, a este gobierno le gusta demasiado el consenso con las demás fuerzas políticas y opositoras, como ocurrió el pasado 27 de febrero con un llamado del presidente a la unidad de las fuerzas políticas por la seguridad de la nación, ante la precaria situación en Haití. Sin resultados.

El gobierno tiene que tomar decisiones. El gobierno fue electo para tomar decisiones. Consensuar implica una búsqueda poco probable de la unanimidad, y hasta cierto punto podría poner en evidencia las dudas de las autoridades para cumplir con la responsabilidad que les toca.

El presidente se debe a su partido, pero no cabe ninguna duda de que es el líder de esa organización, y que si mantiene el status como hasta ahora, sin realizar cambios que generen bienestar y prosperidad colectiva, podría perder una gran oportunidad. Hay quienes piensan que los cambios se deberán realizar en un segundo período, sin embargo, el gobierno está obligado a dar pasos en dirección a esos cambios que con tanta precisión ha demandado la Asamblea Nacional de la Alianza por la Democracia (APD).