Según los datos de la Dirección General de Migración en 2023 fueron deportados hacia Haití, su país, un total de 497,692 personas que se encontraban residiendo irregularmente en la República Dominicana.
En la conceptualización oficial, de esos haitianos devueltos a su país, un total de 251,011 fueron reconducidos, 174,602 fueron deportados y 76,409 repatriados.
Los meses con más haitianos reconducidos a su país en 2023 fueron: julio con 26,058; junio con 23,881; agosto con 23,829, enero con 23,242 y septiembre con 22,563, según la Dirección General de Migración.
A este organismo hay que reconocerle un activismo potente, luego de la llegada del señor Venancio Alcántara Valdez, en 2022, cuando pasó se asesor de la Dirección General de Aduanas a la Dirección General de Migración. En 2022 las deportaciones de haitianos llegaron solo a 122,748 personas enviadas a su país.
Como parte del entusiasmo de los agentes de migratorios, que salen cada día a buscar haitianos a las calles, han ocurrido numerosos casos de errores injustos. Por ejemplo, una señora con demencia, natural de San Cristóbal, el año pasado fue apresada por los agentes de migratorios y enviada a Haití. Era negra, pero dominicana, y hubo que hacer esfuerzos para devolverla a su casa. ¡Que bueno que pudo ser recuperada y devuelta a su casa!.
Este miércoles agentes de migración apresaron en el kilómetro 9 de la Autopista Duarte, cuando salía de entrenamientos de un campo de futbol, al atleta cubano Aricheell Hernández Mora, quien fue enviado al centro de deportaciones en Haina, porque supuestamente no mostró la documentación que le fue solicitada. Hablaba bien el español, con acento cubano, y ya tenía dos años viviendo en el país, en entrenamiento de dos equipos de futbol dominicano: O&M Futbol Club y el Club Pantoja.
Fernando García, director técnico del Club Atlético Pantoja, dijo que se trató de un abuso, y que el atleta cubano fue confundido con un haitiano, porque la negritud es una característica de las personas apresadas por los agentes de la DGM.
Hay denuncias de que los agentes migratorios abusan en las calles, y no respetan ni revisan los documentos que presentan los detenidos. La sola condición de haitianos los hace parte de las redadas de la DGM, y esa es una razón del extraordinario aumento de las deportaciones.
Los caribeños en general somos negros, mulatos y llevamos en nuestra piel todas las variantes del mestizaje. Políticos y gobernantes, como José Francisco Peña Gómez, Antonio Florián y Ulises Hereaux, llevaron su negritud y han convivido con la sociedad, además de intelectuales como Pedro Francisco Bonó o Celsa Albert, y no han tenido que pasar por “la camiona”.
Son muchos los venezolanos, cubanos, colombianos, brasileños, isleños, cocolos en la República Dominicana, que no pasan las vicisitudes de los nacionales haitianos.
La DGM debe afinar la puntería en sus búsquedas de haitianos, y no debe ser el color de la piel la razón para entrar a las personas en la camiona. El proceso debe incluir un protocolo, el respeto al derecho humano al desplazamiento, a la libertad de tránsito, y el derecho a ser escuchado por la autoridad, porque no se trata de la comisión de un delito flagrante. Es el color de la piel, el factor que induce al apresamiento.
Como nos advirtió un apreciado amigo, dentro de la negritud, por cierto bien valorada, que “la moraleja de la historia: los negros debemos andar con nuestros documentos encima porque Migración nos tiene en la mira mientras los de tez clara pasean como Pedro por su casa en este país y no se les toca un pelo para establecer su estatus legal”.