El 68.7 por ciento de los accidentes de tránsito que ocurren en el país cada año, corresponden a motocicletas, dijo el presidente de la República, Luis Abinader, el pasado lunes en una reunión sobre los temas de seguridad ciudadana.

El gobierno ha evolucionado su concepto de seguridad ciudadana y ahora incluye los accidentes de tránsito como parte del tema y a los que se trata de buscar alternativas de reducción.

En la Fuerza Tarea que integran la Policía Nacional, la Dirección Nacional de Control de Drogas, el Ministerio de Interior y Policía, el Ministerio de Defensa y la Procuraduría General de la República, ahora se incluye el Instituto Nacional de Tránsito y Transporte Terrestre (INTRANT) y la Dirección General de Seguridad de Tránsito y Transporte Terrestre (DIGESETT).

El país está en el tope mundial de muertes por accidentes de tránsito, calculado por cada 100 mil habitantes: 64.6 muertes, seguido de Zimbabue con 41.2, Venezuela con 39.2. Estados Unidos tiene 12.6, Canadá 5.3, Francia 5.1, Alemania 3.7, Japón 3.6, Gran Bretaña 3.2 y Suiza 2.2.

El Intrant ha ofrecido esta semana datos adicionales en que se muestra la tragedia que representa el tránsito vehicular en el país:

Las muertes por accidentes de tránsito bajaron en un 1.55% en el 2022, en relación al año 2021 de acuerdo con el informe oficial del Observatorio Permanente de Seguridad Vial (Opsevi).

Hugo Beras, director, explicó que los lesionados por esa causa para el año 2022, subieron en un 11,2% y puntualizó que en el año 2022, las cifras de desaparecidos por siniestros viales en el país alcanzaron 2.921 personas mientras que en 2021 fueron 2,967 muertes por la misma causa. El funcionario dijo que, de los fallecidos en 2022, 1670 fueron por accidentes en motocicletas, con una diferencia al 2021 que fallecieron 1,791 personas en ese tipo de vehículo.

A diferencia de los registros internacionales, que nos ubican como el país de mayor siniestralidad en accidentes, el INTRANT sostiene que la tasa de mortalidad nacional en el año 2022 es de 27.5 fallecidos por cada 100 mil habitantes, la más baja de los últimos cinco años. En caso de que se excluyen los accidentes en motocicletas las cifras serían menores, al quedar en 11.7 % por cada 100 mil habitantes.

Hay un problema relacionado con la cultura o con la educación. Conductores de vehículos del transporte público no cumplen las normas del tránsito, de seguridad, ni respetan los derechos de los demás. Los vehículos privados hacen lo mismo, y el más grande abusa del mas pequeño. Y las motocicletas, son también un medio de transporte público y de servicios de delivery, tampoco respetan nada, y se convierten en suicidas. Y los agentes encargados de garantizar el cumplimiento de las leyes de tránsito y de seguridad tampoco cumplen con su deber, y apenas se encuentran en las calles unas cuantas horas. Y parten de su tiempo se dedican a atrapar violadores para poner multas, en lugares donde saben que es frecuente (por desorden, falta de planificación, eco) que se violen las normas del tránsito.

En horarios nocturnos nadie ve nunca un agente de tránsito. Debajo de los semáforos y en las esquinas más transitadas es común encontrar a varios agentes de tránsito haciendo cuentos, en la sombra, hablando o chateando por sus celulares, sin importar lo que ocurra con el entaponamiento o con las violaciones al derecho que tienen los demás: las luces rojas no se respetan, las vías contrarias se transitan libremente, y las multas son solo para conductores de vehículos privados y de cuatro ruedas.

Aquí hay que hacer algo más serio de lo que se está planteando en este momento. Más que cambios de vías, redireccionamientos, señalización, hay que trabajar la cultura de respeto a las normas, el derecho que tienen los demás, aunque usted conduzca una patana, o la educación vial como un elemento masivo y fundamental para todo el mundo. Incluyendo las licencias por puntos.