El accidente del fin de semana en el municipio de Las Yayas de Azua, en el que un conductor de un camión embistió a decenas de personas que se encontraban en un lugar de diversión, es desconcertante. Hay que suponer que se trató de un accidente y no de la intención de un conductor desesperado.

Se dijo inicialmente que la cantidad de personas fallecidas era de 10, luego se claró que seis personas murieron, y que otras 13 se encontraban gravemente heridas. Hay datos diferentes sobre la cantidad de heridos, porque otra cifra es que los afectados con heridas graves sobrepasan las 20 personas.

Las personas se encontraban en una acera de la localidad conocida como Bastida, pero otra parte ocupaba la calle misma destinada al tránsito vehicular. Eran tantas las personas que ningún vehículo intentaría cruzar la calle. Pudo ocurrir que el conductor se desesperara, o que perdiera el control del vehículo y arrollara a las personas sin intención.

Agentes no identificados por la agencia EFE, dijeron que la Dirección General de Seguridad y Tránsito Terrestre (Digesett) carece de información sobre lo ocurrido en Azua. “Tenemos algunas informaciones que apuntan a que al menos 10 personas murieron y casi 20 se encuentran heridas tras el lamentable suceso de Azua”.

Numerosos videos se divulgaron del momento del accidente, y es claro que el vehículo no tuvo intención de detenerse. Embistió a la multitud y siguió la calle, dejando un rastro de cuerpos destrozados, personas mutiladas y heridas, ante el asombro de los que se encontraban retirado del trayecto del vehículo, que trataron de socorrer a los heridos y a los fallecidos en el instante.

Posteriormente la Policía Nacional informó que el conductor del vehículo se entregó ante las autoridades de la DIGESET.

El conductor es Ángel Encarnación Bautista, que manejaba el camión Daihatsu, rojo, placa L192615, y que huyó tras la tragedia. Si el conductor pudo huir en el vehículo que arrolló la multitud, ya es un indicio de que él tenía el control del camión y que no es cierto que haya perdido el control y que la acción ocurriera de forma no voluntaria.

Las autoridades tienen que investigar el accidente. Y deben ver todas las aristas. Determinar si el conductor tenía alcohol u otro tipo de droga en el momento en que conducía el vehículo, si se trató de ira incontrolable, como consecuencia de no poder pasar por el lugar por la gran cantidad de personas que se lo impedía.

También hay que buscar los testimonios de una gran cantidad de personas que estuvo en las cercanías del vehículo antes de que emprendiera a toda velocidad la marcha de la muerte.

Accidentes como este indican que el asunto de la violencia social es más serio de lo que se ha dicho. Un conductor, generalmente una persona con poca formación escolar y con ningún examen psicológico o psiquiátrico, tiene en sus manos un arma mortal, que es un vehículo pesado con capacidad para asesinar a muchas personas a la vez. Aquí han sido seis las personas muertas y muchas otras graves y con mutilaciones.

El Ministerio Público tendrá que analizar bien la conducta anterior, los antecedentes, de este conductor, y luego de concluir su responsabilidad, deberá actuar en consecuencia, sin dilación y sin contemplaciones. Este accidente podría no serlo. Podría ser un crimen intencional. Una tragedia irreparable para muchas familias y para una comunidad, en este caso Azua.

Habrá la oportunidad de razonar sobre los negocios que operan en la vía pública y mantienen escándalos, entorpecen el tránsito y la vialidad, bajo el criterio de que los ciudadanos tienen derecho al gozo y al disfrute de sus fines de semana. Este es un ejemplo. Es también una cuestión a tomar en cuenta por el Ministerio de Interior y Policía, quien coordina actividades y permisos, así como centros de expendios de bebidas en horas de la noche.Algo hay que hacer.