Votar en un proceso electoral para escoger autoridades nacionales, poder ejecutivo y congreso nacional, es una responsabilidad de todos los ciudadanos hábiles para ejercer ese derecho y deber.

Votar es una manera de fortalecer el proceso democrático e institucional, y señalar que el camino político, económico, social y cultural nos parece correcto o no.

Votar ha resultado también una conquista política, porque hay países en que el derecho al voto está seriamente limitado, en que gobiernos restringen las opciones opositoras, para lograr permanencia absolutista como hemos visto y estamos viendo varios casos en países de nuestra región.

El régimen electoral dominicano es abierto, flexible, administrado por una autoridad electoral independiente, que tiene el proceso organizado en los más mínimos detalles, y que se supone no manipulado. No hay que temer a cualquier intento de manipulación, intervención tecnológica o la aparición de algún algoritmo. Es decir, la elección es verdadera y transparente y el conteo de votos y la entrega de resultados son creíbles y representan la verdadera elección popular. Es el soberano en su mayor expresión de entregar el poder a sus escogidos en la presidencia y vicepresidencia y a los escogidos para legislar.

La campaña electoral ha sido de las más pacíficas y cada cada candidatura ha podido expresar sus planes y programas. Hubo debate presidencial entre los candidatos. Uno organizado por ANJE entre tres de los principales, y otros debates que se ofrecieron en los medios de comunicación con presencia y exposiciones bien articuladas de todos los aspirantes presidenciales y a posiciones legislativas. Nunca antes un presidente y aspirante a la reelección había acudido a un debate. Ahora fue posible y esa es una buena muestra de nuestro fortalecimiento institucional.

Aunque ha habido denuncias de uso abusivo de los recursos del Estado, no se han ofrecido pruebas que confirmen tales denuncias. Se han utilizado símbolos, pero es un tema ampliamente superado con un pasado oprobioso y denigrante, cuando los miembros del tribunal electoral eran cuadros y militantes políticos.

Tanto en el ambiente político como en el esquema electoral el país ha superado muchas de las trabas del pasado. Queda resolver el tema del financiamiento público a los partidos políticos, y de los necesarios reportes que permitan hacer más transparentes el uso adecuado de estos fondos, así como reducir el financiamiento privado a las campañas, y que se permita con determinados controles, que impidan la extorsión y el control de las candidaturas ganadoras.

La mejor manera de seguir fortaleciendo la democracia y la transparencia es que la ciudadanía asuma su compromiso de acudir con entusiasmo, temprano, a votar este domingo 19 de mayo.