Es sorprendente la reacción de los ciudadanos ante hechos criminales alarmantes, que debían avergonzarnos, y que se convierten en motivo de alegría y de escandalosas demostraciones públicas de reivindicación del hecho criminal como si se tratara de un acto de justicia social.
La muerte Brian Thompson, principal ejecutivo de la más grande empresa de seguros de salud de los Estados Unidos, United Health Care, tiene conmovidos y emocionados a los norteamericanos. El crimen se produjo el pasado 4 de diciembre, alrededor de las 6:45 de la mañana, frente al hotel New York Hilton Midtown, en donde Thompson era esperado para una conferencia con inversionistas.
La víctima del crimen era un padre de familia, con tres hijos, una esposa, y encabezaba una empresa con miles de empleados. El suceso produjo de inmediato una caída de las cotizaciones de las operaciones de la empresa aseguradora en la bolsa de valores, y las principales oficinas han tenido que cesar el trabajo presencial.
Los números de operaciones de la empresa sorprenden por el éxito en sus ganancias anuales, que dobla las ganancias de las demás empresas del área y que son competencia de United Health Care. Las inscripciones en las balas del crimen (negar, defender y rechazar) era de por sí una denuncia contra los métodos de la empresa aseguradora para negar servicios a sus afiliados. Esos datos aparecieron de parte de los investigadores. La reacción de las redes sociales y de los medios no se hicieron esperar. Escarbaron y encontraron respuestas.
Los usuarios de los servicios de la empresa encabezada por Brian Thompson están indignados por el fraude constante de la empresa, y por la negación de servicios. La detención del supuesto autor del crimen, que ahora pareciera una especie de justiciero, ha ayudado más a abultar la indignación contra la empresa y contra el propio fallecido.
Fue sintomático y ya se vio en las informaciones, que el presumible autor parecía ser una especie de Robin Hood, porque se les han descubiertos anotaciones de que actuó motivado por una supuesta justicia social contra el sistema privado de salud de los Estados Unidos, y porque culpa a las compañías como United Health Care de prácticas abusivas y del sufrimiento de millones de personas sin acceso a las atenciones adecuadas en salud.
Desde el primer momento que se mostraron imágenes del asesino, la indumentaria que llevaba puesto se hizo popular, y en las tiendas esas prendas se terminaron. Luego de las sudaderos aparecieron las tazas, cubrebocas, pegatinas, adornos de navidad e incluso balas falsas que se venden con las inscripciones de los proyectiles que terminaron con la vida de Brian Thompson.
Hay en venta muchos artículos en venta que llevan el rostro del joven Luigi Mangione, presunto asesino, y otros que al presentar su rostro piden ya su puesta en libertad. También circulan emoticones de besos y corazones, dado su acogida, sobre todo, entre el público femenino debido al atractivo físico del joven acusado ya de asesinato.
¿Hay un límite para las ganancias en los negocios? Sí, el respeto a los derechos de los usuarios. Un cuaderno descubierto supuestamente a Luigi se refiere a los inversionistas como tacaños, a las empresas de seguros de salud como las responsables de que Estados Unidos tengan las atenciones en salud como las más costosas del mundo.
Lo sorprendente es que, pese a las evidencias contra Luigi Mangione, decenas de miles de usuarios de redes sociales como X, Instagram o TikTok interpretaron el asesinato del director ejecutivo Brian Thompson como un 'correctivo' a la industria de los seguros de salud en EE.UU.
Es necesario hacer un análisis de las implicaciones de este crimen, tanto del lado de la justicia como del lado de los usuarios de la empresa que encabezaba Brian Thompson. Al parecer no se trata de un desquiciamiento colectivo, sino de una indignación mayúscula por un servicio precariamente proporcionado, pese alas ganancias de la empresa aseguradora. La pregunta es si las empresas sociales en la República Dominicana de United Health Care revisarán también sus procedimientos de rechazo de los servicios a los usuarios que muy bien los pagan.