El país se prepara para conmemorar un nuevo aniversario del crimen de las hermanas Mirabal, el próximo lunes 25 de noviembre. Se cumplirán 64 años de aquel horroroso y vergonzoso asesinato, que representó la más cruel y despiadada acción al final de la dictadura Trujillista y que posibilitó un levantamiento de la conciencia colectiva sobre la naturaleza de aquella dictadura.

Se cumplirán también 25 años de que la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptara la decisión, en noviembre de 1999, de declarar el 25 de noviembre como el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.

Desde que se adoptó esta decisión la historia dominicana, y el heroísmo de las Hermanas Mirabal, ha quedado unida al propósito general de los países miembros de la ONU para reducir o eliminar la no violencia contra la mujer. No es un propósito pequeño, ni fácil de alcanzar.

El mundo se ha desarrollado negando los derechos de las mujeres. La cultura machista se ha impuesto y relegado a las mujeres a situaciones degradantes, como la mutilación genital que sigue siendo una realidad en muchos lugares, impidiendo que alcancen posiciones igualitarias en trabajos y funciones públicas y privadas, negándole el derecho a la educación, a la salud, al voto y a los derechos de primera, segunda, tercera, cuarta y quinta generación, que han ido asumiéndose como parte de los derechos humanos, pero que no asumen ni toman en cuenta a las mujeres.

La violencia institucional y machista, contra las mujeres, es una realidad en todo el mundo. República Dominicana no se excluye de ella, y cientos de mujeres mueren cada año por agresiones físicas, maltrato, puñaladas, disparos, trompadas y ahorcamientos.

De acuerdo con Naciones Unidas, la violencia es una realidad que afecta a las sociedades y a las mujeres en particular. Pone en riesgo sus vidas. Cada 10 minutos una mujer es asesinada en todo el mundo, solo por la condición de haber nacido mujer.

La violencia contra las mujeres y las niñas sigue siendo una de las violaciones de los derechos humanos más extendidas y generalizadas del mundo. Se calcula que, a nivel global, casi una de cada tres mujeres han sido víctimas de violencia física y/o sexual al menos una vez en su vida.

En 2023, alrededor de 51.100 mujeres y niñas de todo el mundo murieron a manos de sus parejas u otros miembros de su familia. Es decir, se asesinó a una mujer cada 10 minutos. 

Se trata de una lacra que se ha intensificado en diferentes entornos, incluidos el lugar de trabajo y los espacios en línea, y se ha visto agravada por los conflictos y el cambio climático.

La solución radica en acabar con la impunidad, adoptar y financiar planes de acción e invertir en soluciones que proponen los movimientos por los derechos de las mujeres.

Las iglesias y los grupos religiosos fundamentalistas, en todo el mundo, junto con las posiciones de derecha, han afianzado una campaña contra los derechos que reclaman las mujeres. Se esconden, se escudan en rechazar lo que se denomina equidad de género, y cualquier mención de ese concepto lo tachan, lo esquivan, lo impugnan, y a quienes lo promueven los estigmatizan. Una verdadera infamia.

Los datos de las Naciones Unidas son contundentes. Y no se pueden desmentir.

  • 736 millones de mujeres han sido víctimas de violencia física y/o sexual al menos una vez en su vida. El riesgo es mayor entre las jóvenes: 1 de cada 4 adolescentes ha sufrido abusos de su pareja.
  • Entre el 16% y el 58% de las mujeres en todo el mundo experimentan violencia de género facilitada por la tecnología, sobre todo la generación Z y las milenials.
  • El 70% de las mujeres en conflictos, guerras y crisis humanitarias experimentan violencia de género.
  • La mutilación genital femenina ha aumentado un 15% en comparación con los datos de hace ocho años.

El mundo necesita despertar ante la guerra que mantiene la sociedad contemporánea contra las mujeres. Las Hermanas Mirabal son, en este momento un extraordinario ejemplo de cómo debe mantenerse la lucha por los derechos de las mujeres, por la equidad de género, por la igualdad frente a los derechos y conquistas a favor de los hombres, y porque mujeres y hombres sean iguales en el camino hacia el futuro.

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