La bolsa de Nueva York terminó dispar aunque mayoritariamente en rojo este miércoles luego de una seguidilla de subidas, antes de la publicación, el viernes, de los datos de inflación en Estados Unidos.

El Dow Jones perdió 0,70% y el índice ampliado S&P 500 0,19%, mientras que el tecnológico Nasdaq cerró prácticamente estable, con una ganancia marginal de 0,04%.

El Dow Jones venía de cuatro récords consecutivos al cierre y ocho sesiones positivas en 10 días de operaciones.

"Tuvimos una buena seguidilla", resumió Tom Cahill, de Ventura Wealth Management, para quien es normal que el mercado haga una pausa.

Para este gerente de carteras, "hay cierto nerviosismo antes de las cifras de inflación del viernes", y la incertidumbre lleva a los operadores a tomar precauciones. "No hay ningún estímulo para moverse antes" de conocer estos datos, explicó.

Los economistas esperan que el alza de precios se haya moderado en agosto y que el índice PCE, el más seguido por la Reserva Federal estadounidense, se ubique en 2,3% en la medición a 12 meses contra 2,5% en julio.

Cahill estima que Wall Street buscará otras informaciones en el reporte oficial de inflación, en particular sobre consumo de los hogares.

"El consumo resiste, pero si escuchan los comentarios de los jefes de empresas, su discurso es más pesimista que lo que vemos en los indicadores" macroeconómicos, destacó.

Este miércoles el Nasdaq logró terminar en positivo gracias al sector de semiconductores, y en particular gracias a Nvidia que ganó 2,18.

Toda la industria se vio impulsada por un informe de la consultora Bain & Company, que prevé un crecimiento anual de 40% a 55% del número de equipamientos y programas dedicados a la inteligencia artificial (IA) de aquí a 2027.

AMD (+2,34%), Intel (+3,20%) y el fabricante de chips Arm (+2,18%) también subieron.

Meta ganó 0,88% tras presentar sus últimas innovaciones, en particular un asistente dotado de IA con el cual se puede conversar.

General Motors (-4,87%), Rivian (-6,84%) y Ford (-4,14%) cayeron duramente tras una degradación en la recomendación de compra de Morgan Stanley, que destaca la competencia china en el sector automotor y un aumento de las existencias de vehículos en Estados Unidos.