Wall Street abrió este lunes en verde y su principal indicador, el Dow Jones de Industriales, subía un 0,43 %, continuando con la racha alcistas de la semana pasada, en la que el parqué logró cerrar en verde tras tres semanas de caídas.
Diez minutos después de comenzar la sesión en la Bolsa de Nueva York, el Dow Jones ganaba 138,33 puntos, hasta 32.290,04 mientras que el selectivo S&P 500 sumaba un 0,64 % o 25,85 unidades, hasta 4.093,21.
Por su parte, el índice compuesto del mercado Nasdaq, que aglutina a las principales tecnológicas, subía un 0,72 % u 86,69 enteros, hasta 12.198,99.
En el conjunto de la semana pasada, el Dow acumuló una ganancia del 2,7 %, el S&P 500 del 3,7 % y el Nasdaq del 4,1 %.
La plaza bursátil neoyorquina arranca la semana con la vista puesta en los datos de la inflación de agosto cuyo anuncio está previsto para mañana.
La cifra es clave para la cita que este mes mantendrá la Reserva Federal (Fed) estadounidense, en la que volverá a anunciar un nuevo aumento de los tipos de interés.
El jueves pasado, el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, insistió en su compromiso de atajar la inflación mediante una política agresiva, lo que para muchos analistas fue una confirmación de que la Fed subirá los tipos 0,75 puntos.
Asimismo, se espera que el jueves se conozcan los informes sobre las ventas minoristas y la producción industrial que completarán la instantánea de la situación económica.
Por sectores, todos amanecieron al alza con el de bienes no esencial (1,1 %), acumulando la mayor subida, seguido del tecnológico (0,94 %) y energético (0,76 %).
Entre las 30 empresas cotizadas del Dow Jones, las mayores ganancias durante los primeros compases iban para Apple (2,05 %), 3M (2 %) y American Express (2,76 %), mientras que solo tres arrancaban el día en rojo con Amgen (-3,72) como la más perjudicada.
En otros mercados, el petróleo de Texas subía un 1,95 % hasta 88,48 dólares el barril, el rendimiento del bono del Tesoro estadounidense a 10 años disminuía hasta el 3,283 %, el oro se revalorizaba hasta 1.739,30 dólares la onza y el dólar perdía terreno frente al euro, con un cambio de 1,011.