Tras la apertura de los mercados luego de la pandemia, nos hemos visto afectados por el aumento de los commodities, especialmente en el caso de la factura petrolera, que ha sido un dolor de cabeza constante. Según las cifras del Banco Central, para el cierre del 2022 se espera que alcance los US$ 5,990 millones, lo que representa el 24% del total de las importaciones.
Este aumento no debería sorprender, ya que el precio de referencia del petróleo, el WTI, pasó de un promedio anual de US$ 68.13 el barril en 2021 a US$ 94.90 en 2022, lo que representa un incremento del 39%. Sin embargo, el petróleo no es el único commodity que ha sido noticia en el reciente "boom". Los precios del azúcar también han alcanzado sus niveles más altos en una década debido al aumento de la demanda y las interrupciones en las cadenas de suministro que continúan enfrentando las consecuencias de la pandemia.
Desde agosto de 2020, el precio de los futuros del azúcar crudo ha aumentado un 60% y actualmente se cotiza en su nivel más alto desde 2012. La pandemia ha desempeñado un papel en el aumento de los precios del azúcar debido a la interrupción de las cadenas de suministro. Esto ha llevado a una disminución en la cantidad de azúcar disponible en el mercado. Al mismo tiempo, la demanda de azúcar ha seguido siendo fuerte, ya que las personas continúan buscando alimentos reconfortantes.
Además de los factores relacionados con la pandemia, otras tendencias mundiales también están contribuyendo al aumento de los precios del azúcar. El aumento de la demanda de biocombustibles ha llevado a un mayor uso del azúcar como materia prima para la producción de etanol. Esto ha reducido la cantidad de azúcar disponible para la producción de alimentos y ha contribuido al aumento de los precios.
El cambio climático también está contribuyendo al aumento de los precios del azúcar, ya que los eventos climáticos extremos, como huracanes y sequías, han dañado los cultivos de azúcar en muchas partes del mundo. En Brasil, principal exportador con más del 46% de la exportación mundial de azúcar, una sequía ha reducido significativamente la cantidad de azúcar que se puede cosechar, lo que ha llevado a una reducción en la oferta y un aumento correspondiente en los precios.
Este aumento en los precios del azúcar tiene implicaciones para una variedad de industrias, desde productores de alimentos y bebidas hasta fabricantes de biocombustibles. Las empresas que dependen del azúcar como insumo pueden enfrentar mayores costos, que podrían pasar a los consumidores en forma de precios más altos para alimentos, bebidas y otros productos.
Dentro de este contexto, la industria azucarera de nuestro país ha experimentado un declive en las últimas décadas debido a diversos factores. No obstante, para el cierre del 2022, se exportaron $US 188 millones, lo que representa la mayor cifra desde el 2012 y un crecimiento interanual del 21%. A pesar de ello, en términos del total de exportaciones, solo representa alrededor del 1.5%, en contraposición al oro, que representa casi el 10%.
Aunque la industria azucarera es una pequeña parte de nuestras exportaciones, podría servir como un contrapeso a los altos costos de los commodities. No debemos ilusionarnos con la idea de volver a la época de oro de la industria azucarera, pero esperamos que siga creciendo y contribuyendo positivamente a nuestra economía. ¡Esperamos así sea!