Se proyecta que las remesas registradas oficialmente hacia los países de ingreso bajo y mediano ascenderán a US$ 685,000 millones en 2024. No obstante, se cree que el volumen real de las remesas, incluidos los flujos a través de canales informales, es aún mayor. Según estimaciones, la tasa de crecimiento de las remesas en 2024 será del 5.8 %, considerablemente más alta que el 1.2 % registrado en 2023.

Los cinco países que más remesas han recibido en 2024 son India, con un flujo estimado de US$ 129,000 millones, México (US$ 68,000 millones), China (US$ 48,000 millones), Filipinas (US$ 40,000 millones) y Pakistán (US$ 33,000 millones).

En las economías más pequeñas, los flujos de remesas representan una proporción muy elevada del producto interno bruto (PIB), lo que pone de relieve la importancia de las remesas para el financiamiento de la cuenta corriente y los déficits fiscales. La lista la encabeza Tayikistán (45 % del PIB), seguido de Tonga (38 %), Nicaragua (27 %), Líbano (27 %) y Samoa (26 %).

La recuperación de los mercados laborales en los países de ingreso alto pertenecientes a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), después del inicio de la pandemia de COVID-19, ha sido el factor clave del crecimiento de las remesas. Esto es especialmente cierto en el caso de Estados Unidos, donde el empleo de los trabajadores extranjeros se ha recuperado de manera constante y es un 11 % más alto que el nivel observado en febrero de 2020 antes de la pandemia.

Por el contrario, el nivel de empleo de los trabajadores nativos ha llegado al mismo nivel registrado antes de la pandemia. Un patrón similar se observa en el caso de los trabajadores hispanos, un factor clave en la solidez de los flujos de remesas hacia la región de América Latina y el Caribe.

A nivel regional, se espera que los flujos de remesas hacia Asia meridional registren el mayor incremento en 2024, con un 11.8 %, impulsados principalmente por los sólidos y constantes flujos hacia India, Pakistán y Bangladesh. Se estima que las remesas hacia Oriente Medio y África han aumentado un 5.4 %, principalmente debido al repunte de los flujos hacia Egipto, en comparación con la disminución del 14.6 % registrada en 2023.

En otras regiones, como América Latina y el Caribe, se prevé que el crecimiento de las remesas bajará del 7.5 % hace un año al 5.5 % en 2024.

Se prevé que las remesas hacia México ascenderán a alrededor de US$ 68,000 millones en 2024, esto es un aumento del 3 %. México es el país de la región que recibe la mayor cantidad de remesas y es el segundo mayor receptor de remesas en el mundo. Por su parte, Guatemala ocupa el segundo lugar en la región de América Latina y el Caribe.

Además de la solidez del mercado laboral de Estados Unidos, las remesas seguirán fluyendo hacia México y Guatemala, en parte debido al considerable número de migrantes en tránsito que pasarán por esos países (en particular de Cuba, China, Ecuador, Haití, India, Nicaragua y Venezuela, según datos de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos).

La Patrulla Fronteriza estadounidense detuvo a menos migrantes en la frontera en noviembre de 2024 que en cualquier otro mes desde julio de 2020, mientras que el número de migrantes en la frontera sur de México parece estar aumentando.

También se proyecta que las remesas hacia Europa y Asia central crecerán un 3 %, luego de recuperarse de la caída del 8.7 % registrada el año pasado. La normalización de los flujos de remesas hacia los países de Asia central, principalmente desde Rusia, ha contrarrestado la debilidad persistente de los flujos hacia Ucrania. Se estima que, en 2024, los flujos de remesas aumentarán un 3.3 % en Asia oriental y el Pacífico (sin incluir China) y un 2.4 % en África subsahariana.

Cabe destacar que las remesas han seguido superando a otros tipos de flujos financieros externos hacia países de ingreso bajo y mediano.

Las remesas han superado incluso de manera considerable a la inversión extranjera directa (IED). Se prevé que la diferencia entre las remesas y la IED se ampliará aún más en 2024. Durante la última década, las remesas aumentaron un 57 %, mientras que la IED disminuyó un 41 %.

Es probable que las remesas sigan creciendo debido a las enormes presiones migratorias impulsadas por las tendencias demográficas, las brechas de ingresos y el cambio climático.

Por lo tanto, los países deben prestar atención al volumen y el nivel de resiliencia de las remesas y encontrar formas de aprovechar estos flujos para reducir la pobreza, financiar la salud y la educación, promover la inclusión financiera de los hogares, y mejorar el acceso de las empresas estatales y no estatales a los mercados de capital.