El anuncio de la posible venta a un fondo de inversión de Estados Unidos de una filial de la francesa Sanofi que controla un centenar de medicamentos, entre ellos el más vendido de Francia, generó este viernes una reacción crítica unánime en la clase política francesa.
Sanofi, la gran multinacional farmacéutica francesa, anunció hoy que iniciará en negociaciones en exclusiva con el fondo estadounidense CD&R de cara a la venta del 50 % y el control de su filial Opella.
Esta filial, que tiene 11.000 trabajadores y opera en 150 países, tiene en su cartera en torno a un centenar de medicamentos que se venden sin receta médica, entre los que destaca Doliprane (paracetamol), el medicamento más vendido de Francia.
CD&R habría ofrecido 15.500 millones de euros por esa participación de control en Opella, según el diario económico Les Echos, y Sanofi busca destinar ese dinero a investigar en nuevos medicamentos y vacunas innovadores, de carácter estratégico y con mucho mayor potencial de rentabilidad.
El Gobierno reaccionó de forma prudente, y los ministros de Economía y de Industria, Antoine Armand y Marc Ferracci respectivamente, aseguraron en un comunicado que exigirán que Opella mantenga "su sede y sus centros de decisión en el territorio nacional", así como que mantenga en el país su base industrial.
Sin embargo, políticos de todo el arco político levantaron la voz contra la posibilidad de que la operación se cierre, recordando la escasez de paracetamol que hubo en Francia, y Europa en general, durante los peores momentos de la pandemia de covid.
Un grupo de unos sesenta diputados del centro y la derecha (el principal respaldo del Gobierno) escribieron una carta al Ejecutivo en la que advierten de que la operación es "muy preocupante" para la seguridad nacional francesa.
"Cuando hay una operación sensible en un sector estratégico, como es la producción de medicamentos", el Estado "tiene la posibilidad de controlar una inversión extranjera para juzgar si considera necesario bloquear esa operación", afirmó al canal BFM el diputado que inició la carta, el macronista Charles Rodwell,
"No dejaremos a Sanofi vender Opella sin garantías a un fondo de inversión estadounidense", advirtió, y destacó especialmente que Doliprane y otros medicamentos son "esenciales y f fundamentales para las familias francesas".
Rodwell recordó que en 2022 se vendieron en Francia 1.524 millones de cajas de Doliprane.
El presidente de la Comisión de Economía de la Asamblea Nacional, Eric Coquerel, del izquierdista La Francia Insumisa (LFI), recordó que hace algunos años se dejaron de fabricar en este país los componentes para la producción del paracetamol y que la operación plantea nuevas dudas sobre "la soberanía en medicamentos de este tipo".
"El número 1 de nuestro botiquín, indispensable en nuestra vida cotidiana, pasa a la bandera estadounidense. Una vergüenza. Otro símbolo de nuestra pérdida de soberanía", clamó mucho más crítico el secretario nacional del Partido Comunista, Fabien Roussel.
"La venta a trozos de Francia continúa con la cesión de Opella", lamentó Jordan Bardella, presidente de la ultraderechista Agrupación Nacional (RN), en un mensaje en X en el que pidió una reacción del Gobierno porque los riesgos para nuestra soberanía sanitaria y el empleo son considerables".