Según las Naciones Unidas, 800 millones de personas en todo el mundo viven en hogares que reciben remesas internacionales. Además, proyecta que para 2030, US$ 5 billones habrán sido enviados por migrantes a países de ingresos bajos y medianos, destinándose gran parte a zonas rurales.

En 2022, el volumen formal de remesas en América Latina alcanzó US$ 146,000 millones, según el Informe de Remesas de Mastercard (marzo de 2024), debido a que después de varios años de digitalización acelerada, América Latina cuenta con altos niveles de penetración móvil, mayor acceso a internet y menos personas sin acceso a servicios bancarios, lo que impulsa el crecimiento de las remesas digitales en la región.

A medida que estas tendencias continúan moldeando la agenda digital en América Latina, se espera que generen un incremento de US$ 20,000 millones en remesas digitales para 2026.

Sin embargo, algunos de los retos que limitan la plena digitalización y adopción se pueden citar la falta de transparencia, confianza y seguridad en el sistema, así como la limitada experiencia digital de los usuarios y la lentitud de las transacciones.

También sigue existiendo una brecha de exclusión financiera que afecta a las comunidades desatendidas o no bancarizadas. Según el informe global de Mastercard Borderless Payment 2023, más de un tercio de los encuestados afirmó que sus familias en casa tienen opciones limitadas para acceder al dinero que envían, y casi uno de cada cuatro informó que su familia debe viajar grandes distancias para acceder a su dinero.

Para satisfacer las demandas de los consumidores y lograr los avances digitales necesarios que potencien la adopción de las remesas, las empresas y proveedores del sector deben facilitar que los destinatarios utilicen el dinero según prefieran: digitalmente o en efectivo. Es fundamental también ofrecer transparencia y seguridad en las transacciones, disipando cualquier preocupación al respecto.

A esto se añade la importancia de que las compañías agilicen el proceso de incorporación de nuevos clientes y minimicen los tiempos de procesamiento mediante herramientas digitalizadas de conocimiento del cliente. Asimismo, es clave ofrecer recompensas a los clientes fieles y proporcionar educación financiera.