La inflación es uno de los mayores desafíos que enfrentan la República Dominicana y los países de la región. El alza de los precios de bienes y servicios, la inestabilidad internacional y una posible recesión global, amenazan el poder mantener la estabilidad del aparato productivo nacional.

Al igual que la mayoría de las pequeñas economías a nivel mundial, Centroamérica tiene en estos momentos grandes retos frente a la inestabilidad y la incertidumbre global, que de acuerdo con el economista Nelson Suárez, van desde mantener niveles de crecimiento consistentes con la estabilidad política y social, a cuidar que no se produzcan deterioros en los indicadores sociales de pobreza, inequidad e indigencia, que de por sí, son preocupantes.

También está el fortalecer los lazos de integración intrarregionales que permitan ampliar los vínculos y las relaciones de cooperación y comercio entre ellos, salvando las diferencias tanto políticas como económicas y sociales que caracterizan estas naciones.

Para el año 2023 no se vaticinan buenas cosas, según el exgobernador del Banco Central de la República Dominicana, José Enrique Lois Malkun, asegurando que dado a la posibilidad de que la economía entre en recesión las “cosas se pondrán difíciles”.

“Eso afectará el crecimiento y aumentará la tasa de desocupación en casi todos los países, debemos estar preparados por minimizar los daños que pueda causar en nuestra economía”, plantea

Destaca que los aumentos en las tasas de interés ya comienzan a sentirse en la caída de la inversión y el consumo y también en los precios de los combustibles y los alimentos.

Inflación interanual a agosto 2022, por grupo. Fuente: Consejo Monetario Centroamericano (Bancos Centrales de la región y el Instituto de Estadística y Censo de Panamá)

Inflación

La República Dominicana registra una inflación acumulada entre diciembre de 2020 y agosto de 2022 de 14.68%. Solo en los primeros ocho meses de este año (enero-agosto) asciende a 5.70%, un 42.5% por encima de la meta de 4.0%.

Las principales causas de la crisis inflacionaria que vive el mundo tienen su explicación en al menos tres fenómenos transcendentes de acuerdo con Suárez: Los efectos de la crisis sanitaria desatada por la pandemia del COVID-19 durante el 2020 y parte de 2021 con su impacto sobre las cadenas de producción mundial, la “colosal” expansión monetaria producto de las políticas estatales de apoyo masivo para la reactivación económica y la inestabilidad internacional surgida por la invasión de Rusia sobre Ucrania a principios de 2022.

Recordó que la mayoría de los países y gobiernos en todas partes del mundo pusieron en práctica políticas fiscales y monetarias orientadas a contrarrestar los efectos recesivos de la pandemia con acciones de apoyo económico a familias y grupos vulnerables, empresas y trabajadores mediante transferencias de efectivo.

De igual manera los bancos centrales implementaron políticas de flexibilización monetaria para facilitar el crédito y promover la inversión y las administraciones tributarias impulsaron políticas de reducción y moratorias impositivas que contribuyeron a mantener las demandas.

El FMI estimó que las medidas fiscales para contener la pandemia de COVID-19 a nivel mundial ascendieron a un monto de USD 9.0 billones y que otros USD 6.0 billones se inyectaron por parte de los bancos centrales para suministrar liquidez y préstamos en todo el mundo.

En el caso de la República Dominicana no fue la excepción y el Gobierno recurrió la expansión del gasto público y a la flexibilización de la política monetaria del Banco Central. El economista Nelson Suérez explica que se generó un déficit de RD$ 335,795.5 millones y el Banco Central redujo su tasa de política monetaria a 3.00%, generándose una expansión del medio circulante de RD$ 414,109.7 millones en enero de 2020 a RD$ 681,511.4 millones en diciembre de 2021, 64.57%, una expansión monetaria de más de RD$ 267,401.7 millones.

Otro que piensa que  las economías centroamericanas están frente a un reto importante respecto a los niveles de inflación es el economista y profesor Antonio Ciriaco Cruz, decano de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD).

Sostiene que se trata de una inflación con un componente importando y energético importante, con repercusiones en la región, sobre todo en los países del caribe que son altamente dependiente de los combustibles fósiles, como petróleo, carbón mineral y gas natural.

En los países centroamericanos se depende más de energía de fuentes hidroeléctricas y quizás le tema de la inflación de energía le afecta menos que a los del caribe, no obstante, también los países centroamericanos como los caribeños no se escapa de la inflación que se generó producto del incremento en los commodities y en las irrupciones en la cadena de suministro y costo de los fletes que ha vuelto otra vez al alza y eso afecta los valores de importación y hace que los precios de los bienes finales sean más altos

Otro reto, según Ciriaco es que los bancos centrales han aumentado sus tasas de política monetaria para detener el incremento en los precios, pero hay que tomar en consideración que al tener un impacto importado puede traer como consecuencia una desaceleración en la economía porque afecta el consumo y la inversión privada.

Medidas del Banco Central

El Banco Central de la República Dominicana decidió en agosto aumentar su tasa de interés de política monetaria en 25 puntos básicos, de 7.75 % a 8.00 % anual, debido, según reiteraciones de la entidad, al comportamiento reciente de la economía mundial y su impacto sobre la inflación, considerando los conflictos geopolíticos y el choque de costos global.

 

 

Banco Central

El Banco inició a finales del año 2021 el proceso de restricción monetaria a través de incrementos en su tasa de política monetaria y de reducción del excedente de liquidez del sistema financiero para “evitar riesgos de sobrecalentamiento de la economía y de un deterioro del diferencial con respecto a las tasas de interés externas”.

Las medidas del Banco Central, que consisten en el endurecimiento de su política monetaria y principalmente con la elevación de su tasa de política monetaria (TPM),  es lo único que puede hacer  para controlar la parte de la inflación que corresponde a la expansión monetaria promovida durante la pandemia de la COVID-19, plantea Suárez.

Sin embargo, para contrarrestar la parte de la inflación relacionada con los problemas de las cadenas de producción global, precio de los combustibles e inestabilidad producto de la guerra de Rusia contra Ucrania, las políticas de Banco Central, afirma, son poco efectivas y se requiere de otras medidas y políticas orientadas fortalecer el aparato productivo nacional y la autosuficiencia sobre todo agroalimenticia y de insumos.

¿Cuáles son los desafíos que enfrenta la economía dominicana?

El mayor desafío que tiene que enfrentar la económica dominicana en el actual contexto de alza de los precios internos, inestabilidad internacional, subida de tasas globales y amenazas de recesión mundial, es mantener niveles de crecimiento adecuados con estabilidad de precios y garantía de los suministros insumos y bienes para mantener funcionando adecuadamente el aparato productivo nacional.

Un primer desafío, explica el profesor Suárez, consiste en continuar neutralizando la inflación "sin echar agua a la caldera de crecimiento".

Esto tiene gran importancia para lograr contener el alza de los precios vinculado a la expansión monetaria de más de RD$ 200,000 millones durante 2020 y 2021 procurando no presionar hacia abajo el ritmo de crecimiento económico.

El segundo, es tratar de atenuar el impacto sobre el país de las amenazas por la ralentización de la economía mundial y la inflación generadas por la guerra ruso-ucraniana. Esto consiste en fortalecer las capacidad de la producción internas, exportación y la sustitución de importaciones para neutralizar los efectos internacionales de las alzas de los precios.

Y un tercero, la necesidad de atenuar los efectos internos del aumento de las tasas interés internacionales impulsadas por las políticas de la Reserva Federal de los Estados Unidos (FED) y la Unión Europea de aumento de sus tasas de interés de referencia.